Leandro
Etchichury (ex director de Planeamiento y Capacitación de la Dirección Nacional de Protección Civil)
Con
unos 6500 participantes, el pasado 18 de marzo culminó en Sendai (Japón) la III Conferencia Mundial
de Naciones Unidas sobre la Reducción del Riesgo de Desastres definiendo un
nuevo marco de acción para los próximos 15 años.
El
encuentro se inició con el objetivo de evaluar y superar el anterior Marco de
Acción de Hyogo 2005-2015, pero finalizó contra las cuerdas ante los duros
cuestionamientos de distintas organizaciones de la sociedad civil y
representantes de los países menos desarrollados y por lo tanto más
vulnerables.
La
divisoria de criterios quedó en evidencia, a lo largo de los cinco días de
debate, en la falta de un acuerdo respecto a lograr un compromiso financiero
solidario por parte de los países más desarrollados con el resto de los
habitantes del planeta, polémica que retrasó la clausura de la Conferencia por
casi un día.
Calificándolo
de abstracto, distintas ONGs manifestaron su descontento con lo conseguido,
denunciando, como fue el caso de la asociación ActionAid,
que "los países ricos eluden su responsabilidad", señalando además que
"los términos empleados sobre lo que los países ricos deben aportar son
ambiguos". Desde Oxfam, Scott Paul (asesor principal de Política
Humanitaria) señaló que su organización “está profundamente decepcionada por el
resultado alcanzado en Sendai. Más aún teniendo en cuenta el emotivo
llamamiento que hace apenas unos días los participantes escuchaban del
presidente de Vanuatu, Baldwin Lonsdale. Parece que se ha hecho oídos sordos a
su oportuna llamada a la
acción. Los líderes han construido este marco en torno a un
conjunto de objetivos insuficientes y poco ambiciosos que no promoverán una
acción decidida ni conllevarán una rendición de cuentas clara”.
Tan
hueca sonó la promesa del ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent
Fabius, en su discurso durante la sesión inaugural, al designar al 2015 como
“el año del cambio”, que un cable de la agencia AFP destacó los comentarios de un anónimo
funcionario del Banco Mundial: "temo que la toma de conciencia sobre la
urgencia del momento y la ambición en los objetivos no estén a la altura".
No
obstante, aún contra reloj, logró ser aprobado un documento común y en palabras
de Margareta Wahlström, titular de la Oficina de la ONU para la Reducción de
Riesgos de Desastres, “el Marco de Acción de Sendai para la Reducción del
Riesgo de Desastres adoptado hoy integra el aprendizaje y las experiencias
difíciles de la última década, y supone un paso muy importante en la
construcción del futuro de todos los países”.
El
nuevo marco de acción contiene siete objetivos para la prevención y respuesta a
las catástrofes por un periodo de 15 años, entre los que declama una reducción
de las personas afectadas y la mortalidad causada por los desastres para el año
2030, un descenso de los daños de infraestructura crítica y servicios básicos,
reducción de las pérdidas económicas y aumento del número de países que cuentan
con estrategias nacionales y locales.
Algunas
de las voces críticas al documento señalaron a la prensa allí presente que el
debate no está cerrado y proseguirá en futuros encuentros.
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