En muchos países, las tarjetas de débito y de crédito están reemplazando al dinero en efectivo. En Suecia, se debate si surprimirlo totalmente para reducir la delincuencia.
Marie Jarvas, empleada bancaria de Estocolmo, ha sufrido dos asaltos.
"El primero fue temprano en la mañana. Dos hombres entraron rompiendo la puerta de cristal con un hacha".
"Lo que querían era la caja con el dinero para los cajeros automáticos. Yo estaba tan asustada que me escondí en una pieza del fondo, detrás de un armario", recuerda.
"Estaba segura de que me iban a matar a tiros. Estaba muerta de miedo".
Dos años después, volvió a ocurrir. Esta vez, un hombre armado penetró por la ventana contra la que acababa de estrellarse un coche.
El sindicato al que pertenece Jarvas está ahora a la cabeza de los que quieren que Suecia elimine el dinero circulante, preocupados por la seguridad de los 30.000 empleados bancarios miembros de la organización gremial.
"Si podemos reducir el dinero que manejan los bancos y la sociedad en general, también se reducirán los robos", afirma Marie Look, del sindicato de empleados bancarios.
"Si en el largo plazo abandonamos el circulante en su totalidad, no habrá más robos, porque no tendrá sentido asaltar un banco que no tiene un peso que llevarse".
Campaña
La campaña por la supresión del dinero cuenta entre sus filas con algunos connotados partidarios, incluyendo al ex miembro del grupo Abba, Bjorn Ulvaeus.
"No hay razones prácticas claras, hasta donde puedo ver, para seguir utilizando billetes y monedas", escribió en su blog.
"Lo que sí hay es ventajas obvias en deshacerse de ellos. Suecia podría ser el primer país del mundo en tomar esta medida".
También dijo que era "paternalista" pensar que las personas de la tercera edad tendrían problemas para pagar bienes y servicios a través de la internet o con una tarjeta.
"Habrá, por cierto, quienes necesiten ayuda, pero la inconveniencia podría valer la pena si con ello se evita el riesgo de que les roben".
Algunos ejemplos
Los autobuses de Estocolmo ya funcionan sin dinero. Las franjas de boletos electrónicos se pueden comprar con antelación o se puede pagar a través de teléfonos móviles.
Tras una serie de asaltos contra conductores de buses, las autoridades de salud y seguridad tomaron cartas en el asunto y les exigieron a las compañías de transporte que encontraran una manera de proteger el dinero.
El resultado fue que los autobuses dejaron de aceptar monedas y billetes.
"Parece que hay muchos menos problemas en los buses. Los conductores están felices con la situación", dijo Bernt Nilsson, del Consejo para el Ambiente de Trabajo Sueco.
¿Y la posición oficial?
El Banco Central de Suecia no tiene una posición en este debate.
Sin embargo, en un discurso que hizo a principios de año, el subdirector del banco, Lars Nyberg, subrayó el mayor costo para la sociedad de las transacciones en efectivo, comparadas con aquellas hechas mediante tarjeta de crédito o débito.
Citando un estudio de 2002, dijo que el costo de utilizar efectivo estaba aumentando en vez de decrecer
"Por ejemplo, el costo de asegurar el transporte y cajeros automáticos ha subido substancialmente", aseveró Nyberg.
Oposición
No cabe duda de que existe la tecnología para que pueda funcionar una sociedad sin dinero, con todas sus ventajas.
Sin embargo, hay gente que se opone a ello. El profesor de Economía de la Escuela de Negocios de Londres Andrew Scott dice que, a pesar de que el dinero es un bulto molesto en los bolsillos, sin contar con el problema de encontrar cajeros automáticos que funcionen, el efectivo sobrevive, en parte, gracias a que mantiene nuestra privacidad.
"Su mayor ventaja, en una era electrónica, es que el dinero es anónimo y no nos dice nada respecto a dónde ha estado alguien", dice.
Par Strom, de la Fundación del Nuevo Bienestar, de Estocolmo, dice que la tendencia hacia una sociedad sin dinero de Suecia es preocupante precisamente por esta razón.
"Si es imposible pagar con dinero, también es imposible no dejar rastros electrónicos. Cuando se ensamblan las huellas electrónicas de lo que uno va comprando, éstas pueden contar nuestra historia completa. Esto es información muy delicada", asegura Strom.
"Mucha gente no quiere este tipo de sociedad ultravigilada".
Bert Nilsson cree que Suecia necesitará de muchos años para deshacerse del efectivo.
De manera que los músicos callejeros de Estocolmo continuarán entreteniendo del mismo modo a los viandantes con su música de acordeón o flautas de Pan.