En 1914, el Exeter City, un equipo profesional de segunda división que jugaba en la English Southern League (Liga Inglesa del Sur), realizó una gira por la Argentina. Perdió un partido pero venció a Racing –el equipo campeón- por 2 a 0, y al equipo nacional por 3 a 1. El fútbol inglés aún era superior: pese a que los argentinos se quejaban de la extrema brutalidad y el estilo primitivo del fútbol demostrado por los visitantes (The Standard, 18/7/1914: 4). Durante el banquete de despedida, el entrenador de Exeter expresó que los jugadores amateurs argentinos podrían vencer sin dificultad a los equipos amateurs ingleses pero aún no estaban listos para vencer a los equipos profesionales. Enfatizó que los jugadores locales “eran muy buenos en la gambeta y eran rápidos, pero el punto débil era su individualismo y tratar de brillar por sobre sus compañeros. Nunca obtendrán un éxito total hasta que comprendan que se necesitan 11 jugadores para hacer un gol” (The Standard, 14/7/1914: 4). Hacia 1914, si consideramos este comentario como real, existían dos estilos: el estilo inglés, basado en la disciplina colectiva y el esfuerzo común, y el otro, el criollo local, basado en el individualismo y la falta de sentido táctico. Esta oposición es fundamental en la construcción del imaginario del estilo del fútbol argentino.
Texto encntrado en el libro Masculinidades. Fútbol, tango y polo en la Argentina, del ya fallecido antropólogo Eduardo Archetti.
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