domingo, 30 de agosto de 2015

Procesos de innovación en la industria local

Leandro Etchichury (Miradas al Sur)

EL pasado mes de julio, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, junto con el de Trabajo, presentó los resultados de la Encuesta Nacional de Dinámica de Empleo e Innovación (Endei) 2010-2012, a partir de la cual se puede analizar información y orientar políticas sobre innovación en el sector manufacturero, las capacidades de las empresas para incorporar procesos científico-tecnológicos y su impacto en el empleo. Participaron del relevamiento 3.691 empresas con 10 o más ocupados.
Los resultados señalan que el 60% de las firmas relevadas llevaron a cabo procesos de innovación (84% dentro del rubro de las grandes y 51% de las pequeñas), de ellas el 94% obtuvieron resultados de esos procesos. La inversión total en actividades de innovación (AI) pasó de 10.465 millones de pesos en 2010 a 16.936 en 2012. En las empresas pequeñas (10 a 25 ocupados) y medianas (26 a 99 ocupados) la inversión en maquinaria y equipos representa alrededor del 70% de la inversión, mientras que en las grandes representa poco menos del 50%. La inversión en AI en relación a las ventas totales señala que en el caso de las pequeñas representa el 1,28%, para las medianas el 1,90% y en las grandes el 1,27%. En este último lote, la investigación y desarrollo interna es casi el doble respecto a las pequeñas y medianas. Al observar la distribución de la inversión en AI en relación a las ventas por sector industrial se tiene que el área farmacéutica encabeza el lote con una buena ventaja sobre quienes la siguen, como ser caucho y plásticos, maquinaria y papel. En esa relación, el sector de alimentos, bebidas y tabacos es el que menos invierte, siendo el que abarca el mayor porcentaje de firmas (21%), de ventas (38%) y de empleo (32%). Finalmente señalaremos que las industrias nacionales con mayor participación de personal dedicado a AI son las del sector de material eléctrico, aparatos eléctricos, radio y TV, y la farmacéutica.
Es interesante destacar que el valor agregado por trabajador de las firmas que apostaron a actividades de innovación fue (en miles de pesos) de 327,5, mientras que el de las que no lo hicieron fue de 283,3. La variación del empleo entre los años 2010 y 2012 fue del 5% en las innovativas contra 0 en aquellas que no optaron por esa categoría de inversión.
Este tipo de diagnósticos, al que se le puede sumar la iniciativa Antena Tecnológica entre otros recursos que viene desarrollando el sistema científico nacional, son relevantes para avanzar con políticas específicas que promuevan una economía basada en las nuevas fronteras del conocimiento, camino que se deberá profundizar en la etapa que se abre de cara al futuro gobierno, consolidando los espacios de desarrollo científico y tecnológico, su vinculación con los distintos sectores productivos –contemplando muy cuidadosamente el tipo de aporte que es necesario hacer hacia los sectores de la economía popular– y promoviendo el florecimiento de empresas de base tecnológica que modifiquen la inserción de la Argentina en la economía mundial.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Federico Heinz: “El voto electrónico facilita el fraude a gran escala”

Federico Heinz, actualmente Gerente de Ingeniería de confiabilidad en Google Londres y co autor del libro “Voto electrónico: los riesgos de una ilusión”, habló en “Querés Ficción?” sobre el famoso  “voto electrónico”.

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martes, 25 de agosto de 2015

Los modos de la dependencia académica

Entrevista a Fernanda Beigel de la Universidad de Cuyo



El concepto de dependencia académica se refiere a la estructura desigual de producción y difusión de conocimiento construida históricamente en el sistema científico internacional, según explica la socióloga y doctora en Ciencias Políticas y Sociales Fernanda Beigel, que coordinó junto a la profesora egipcia Hanan Sabea el libro Dependencia académica y profesionalización en el Sur. Perspectivas de la periferia (Ediunc-Sephis). En diálogo con Página/12, Beigel asegura que ya no se puede hablar de “imperialismo académico” porque los métodos de influencia de los centros hegemónicos de conocimiento se han refinado, sin que ello implique la merma de su impacto en la definición de agendas y metodologías de investigación. Asimismo, señala a los rankings de universidades y a los sistemas de indexación de revistas científicas como “dos grandes inventos de la cúspide del sistema académico” y alerta sobre la dicotomía generada entre los investigadores argentinos que participan del circuito internacional y los que no.

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domingo, 16 de agosto de 2015

Entrevista al ministro de Ciencia Lino Barañao

Reproducimos la entrevista publicada en Miradas al Sur del ministro argentino de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva

“Hay que poner la innovación al servicio de la inclusión social” 
 Leandro Etchichury

A pocos meses de las elecciones presidenciales, el ministro Lino Barañao dialogó con Miradas al Sur sobre su gestión y los desafíos pendientes en materia científica. –¿Cuáles fueron los primeros objetivos que se propuso cuando asumió su cargo en el flamante Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva? –Cuando asumí como ministro ya llevaba cuatro años en la gestión como presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, con lo que ya tenía un conocimiento del área. Con el gobierno de Néstor (Kirchner) había comenzado el proceso de reconstrucción del sistema. A partir del 2003 pudimos incrementar el financiamiento, subir los salarios, se abrió la carrera de investigador del Conicet. A partir del nuevo ministerio se da un salto cualitativo importante, lo que implicó una serie de ventajas en cuanto a la gestión, porque se facilitó la relación con otras áreas de gobierno que eran necesarias para coordinar acciones que excedían el ámbito de nuestro ministerio. A la consolidación de los equipos se dio en paralelo el desarrollo edilicio. Se armó la nueva sede en el polo donde estaban las ex Bodegas Giol. Y ahora estamos en la segunda etapa que corresponde al Conicet y al Centro Cultural de la Ciencia.

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miércoles, 12 de agosto de 2015

Construcción y futuro político

Carlos López (Tiempo Argentino)

Cuando se habla de construcción política, se piensa, sin muchas consideraciones previas, en el instrumento: un partido, frente o movimiento. La experiencia política vivida en nuestro país estos últimos 12 años, con resultados efectivos para impulsar un cambio social a favor del pueblo, nos obligan –si no queremos fracasar- a pensar los fundamentos y las características de lo que debemos seguir profundizando. Nos obliga a profundizar y reformular el pensamiento político que guíe esta construcción. De esto va a depender que no repitamos vicios anteriores ni caigamos en esquemas gastados y fracasados, que nos llevarían a una nueva frustración.
Una cuestión que considero necesario introducir es el papel de la unidad y la organización en el proceso de construcción política para ser eficaces en la disputa del poder. Aquí el punto de partida es una cabal noción de la dimensión del enemigo a enfrentar. El verdadero enemigo de los intereses del pueblo y la nación argentina se ha hecho más complejo y poderoso a partir de la descomunal concentración de la riqueza en un doble proceso de saqueo: desde la clase rica del país hacia la mayoría pobre y empobrecida del pueblo argentino y desde los países centrales hacia la Argentina en su condición de país periférico. Saqueo que continúa y que la administración republicana de los EE UU y sus aliados del G7 parecen querer a todas luces profundizar. Y esto último responde a una lógica del capitalismo a nivel mundial, que para resolver el dilema de la acumulación (razón de ser del capitalismo) sin tener ya posibilidades de expandir territorialmente el sistema en el mundo ni promover el consumo de los excluidos sin afectar el reparto de los excedentes, recurre al saqueo desembozado de los países del Tercer Mundo apoyado en su poder financiero y militar. Por suerte han emergido estructuras que desafían ese poder internacional. Mencionamos los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), Unasur y la CELAC como los ejemplos a continuar por ese camino de unión y libertad, respetando la idiosincrasia de cada uno de los países que los integran, pero que se mancomunan en un mundo multipolar.
Desde el campo popular se trata de construir poder que permita modificar la relación de fuerzas existente en la actualidad. Pero esto no es posible sin promover de manera consciente, y por todos los medios al alcance, la organización social y política de los sectores populares. Porque está claro por demás que solamente con votos no alcanza. Y que por lo tanto, una propuesta política basada en el exclusivo posicionamiento mediático de un dirigente con la consecuente intención de voto resulta insuficiente e inconducente para seguir la senda que han impreso primero Néstor Kirchner y luego Cristina Fernández de Kirchner.
Los votos legitiman, pero la legitimación es sólo un aspecto –por importante que sea- del poder que hay que construir.
Demás está decir, por otro lado, que la construcción de organización tiene un propósito múltiple: disputar poder, respaldar decisiones políticas surgidas de un gobierno popular del que somos parte o contribuir a conjurar los riesgos emergentes de una salida autoritaria de derecha. Por eso resulta irresponsable y poco serio cualquier planteo que sugiera que lo importante es ganar las elecciones y lo demás se hace desde un nuevo gobierno. Quien sostenga esto está totalmente equivocado.
Otro tema es el de la imprescindible unidad del campo popular, para sumar fuerzas suficientes tanto para mantener el gobierno con un programa que implique la continuación del modelo vigente, como para respaldar las decisiones políticas que lo han hecho realidad. Esto supone, esencialmente, una confluencia de las luchas y coincidencia de los reclamos de los sectores más pobres con buena parte de las capas medias. Una alianza de los del medio con los de abajo, a la que el poder le teme y tanto se esfuerza por evitar. Sin esta articulación social no se pueden imponer los intereses del pueblo, ni reconstruir un proyecto de nación.
Un tema que parece necesario atender, en relación a lo que estamos tratando, es el papel del factor tiempo y las coyunturas electorales en el proceso de construcción y acumulación de fuerzas. Lo primero que es necesario dejar en claro es que construir organización toma tiempo. Y que no se puede improvisar ni esperar resultados de la noche a la mañana, cuando estamos pensando en miles y miles de compañeros organizados en todos los frentes de lucha posible a lo largo de todo el país; o en formar cuadros o estructurar equipos de conducción con adecuadas formas de comunicación. El tiempo que insuma impulsar este tipo de construcción política será siempre variable, condicionado por la dinámica general del acontecer político y social y por lo acertado de la propia política de masas.
Por lo tanto, sin desatender a la coyuntura electoral, como la que nos puede tocar atravesar, en primer lugar es imperioso que cualquiera sea nuestro grado de participación en las elecciones, logremos que nos sirva para acumular fuerzas y no para fragmentarnos. En segundo lugar, tenemos que garantizar que no modificaremos la política ni el rumbo estratégico que nos tracemos por razones de especulación electoral.
Más allá de la velocidad con la que a veces se pueden desencadenar los acontecimientos en los procesos sociales, cosa que en gran medida está afuera de nuestra voluntad, hay que evitar la falsa creencia de que el asunto es llegar y después vemos. Porque una vez en el gobierno, nadie podrá hacer gala de lo que no construyó.
Como bien dicen las Madres, ni un paso atrás, es nuestra obligación pero también nuestro deseo, que cumplamos a rajatabla esta consigna. Muchas mujeres y muchos hombres, todos patriotas, desde el fondo de la historia como país hasta nuestros días nos inducen a seguir construyendo una patria para todos, sin oprimidos ni opresores, en unidad y libertad. Las futuras generaciones nos demandan que la cumplamos. Votar en octubre la continuación de este proyecto nacional, popular y democrático es nuestro deber, nuestra obligación y también nuestro deseo.

martes, 11 de agosto de 2015

Talleres clandestinos, trabajo esclavo y ciudad

 Pasaron más de nueve años desde el incendio del taller clandestino
instalado en la calle Luis Viale 1269, y poco más de tres meses desde el
incendio en Páez al 2700 en el que murieron Rodrigo y Rolando Mur
Menchaca, dos niños de 7 y 10 años. Desde entonces, el gobierno nacional
a través de la AFIP y desde el Ministerio de Trabajo se han ocupado de
hacer allanamientos en propiedades devenidas en talleres clandestinos.
Una tarea que el Gobierno de la Ciudad se excusa de hacer argumentando
que “en los talleres clandestinos se enojan cuando se los clausura”,
como señaló el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, desconociendo
(?) la responsabilidad que le cabe. Así todo, los incendios siguieron.
El mismo flamante jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, mintió al
decir que “sin orden de la Justicia, la Ciudad no puede hacer nada”,
cuando en realidad tiene poder de policía... La ciudad de la esclavitud explícita –

lunes, 3 de agosto de 2015

Un boom rural que no fue sólo soja

La producción de los granos tradicionales, soja, maíz, girasol y cebada, tuvo un incremento de 57 por ciento entre las cosechas de 2003 y 2014. El país pasó de generar 65.252.933 a 102.441.789 toneladas para la cosecha 2013/2014. Este crecimiento puede explicarse tanto por un incremento del área sembrada de 22 por ciento como del mayor rendimiento por hectárea que tuvo una suba de 28 por ciento. Si bien la expansión de la frontera agropecuaria es asociada casi exclusivamente con el avance de la soja, el área sembrada para las producciones de las economías regionales fue mayor, con un promedio de 52 por ciento. De hecho, el total de las producciones tradicionales redujo su participación en el total cosechado en un 0,5 por ciento. Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe concentraron el 86,7 por ciento de la producción de granos tradicionales.

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