"Nadie aclara cómo la prensa “libre” favorecida por el 90 por ciento
de la pauta publicitaria privada que es, a su vez, el 90 por ciento o
más de la pauta total, está silenciada. Porque esos medios son los que
han realizado la campaña contra el Vatayón Militante y contra La
Cámpora, contra la estatización de Ciccone, son los que publican
panfletos como el del ex secretario de Cultura Marcos Aguinis y los que
dan entidad a las expresiones de histeria política que son imposibles de
constatar en la realidad. No hubo ninguna medida contra esos medios.
Son y serán criticados (como es normal que suceda con cualquier medio de
cualquier signo político), pero no fueron perseguidos ni silenciados y
seguirán su actividad por muchos años.
Hasta resulta gracioso que el escritor que fue asesor del ex
presidente De la Rúa acuse a los militantes sociales kirchneristas de
ser peores que los nazis porque “al menos –escribió– los nazis tenían
una ideología, en tanto que los kirchneristas lo hacen sólo por dinero”.
Gracioso, si no fuera patético, porque De la Rúa fue responsable de una
política represiva que produjo decenas de muertos entre la militancia
social como la que cuestiona Aguinis. Una militancia que resistió las
políticas neoliberales de los años ’90 que respaldó Aguinis. Pero
además, Aguinis fue secretario de Cultura durante once meses en el
gobierno de Raúl Alfonsín. No hizo nada que valga la pena destacar. Pasó
por el cargo sin pena ni gloria. Pero por esos mínimos once meses se
hizo acreedor de una jubilación de privilegio que no tuvo vergüenza en
cobrar. Aguinis es un hombre de derecha y no tiene autoridad para
calificar de ser “peores que los nazis” a militantes que participaron en
la resistencia contra el neoliberalismo de los años ’90 que destruyó al
país y que fue apoyado por Aguinis, que nunca fue perseguido y, por el
contrario, se benefició materialmente por su actividad pública con una
inmerecida jubilación de privilegio. El hombre incluso defendió su
derecho a cobrarla. Más aún, en esa época se dijo que había sido
apartado del cargo por su inoperancia y por haber usado los vehículos
oficiales para actividades personales. El dicho popular asienta que el
ladrón piensa que los demás son como él. Es una metáfora, pero alguien
que después de pasar once meses en la administración pública piensa que
tiene derecho a una jubilación de privilegio, es lógico que suponga que
los demás son como él. A una persona así ni se le pasa por la cabeza que
pueda haber una militancia desinteresada." ( Luis Bruschtein, Página/12)
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