Un amigo nos envía el siguiente análisis. Las mascotas también aportan al desarrollo argentino:
Evidentemente ha habido transformaciones en la agroindustria argentina en los últimos doce años. Y si no, miremos estos números.
En 2001, último año de vigencia de la convertibilidad, se
importaron más de 24.000 toneladas de alimentos para mascotas por valor
de 15 millones de dólares, en tanto que se exportaron menos de 19.000
toneladas por valor de 10 millones de dólares.
Nuestro país ya producía unas
60 millones de toneladas de grano para ese entonces, a partir de los
avances tecnológicos logrados por la agricultura, vale decir siembra
directa, nutrición, genética, biotecnología, rotación y protección. Pero
a la hora de darles de comer a los perros y gatos de los argentinos y
argentinas era necesario recurrir a los alimentos que importaban las
grandes compañías globales.
Once años después, las
importaciones se habían desplomado a apenas 382 toneladas por poco más
de un millón de dólares. En el ínterin, las exportaciones habían trepado
-de acuerdo con el informe de RIA Consultores- a 118.000 toneladas por valor de 125 millones de dólares. De esta forma, en
algo más de una década, la economía argentina pasó de tener un saldo
desfavorable en materia de alimentos para mascotas de u$s5 millones, a
uno favorable por u$s124 millones.
En total, 22 países fueron el destino de los alimentos elaborados en plantas argentinas, versus los 6 existentes en 2001.
El principal cliente externo hoy sigue siendo Chile, que acapara el 58% de las ventas.
Pero en la lista aparece el prometedor mercado de China, que con
compras por 3.600 toneladas ya representa el 3% del total. Uruguay,
Paraguay, Perú, Colombia, Brasil, Ecuador y Bolivia suman el 38% de las
colocaciones, destacando el rol del mercado latinoamericano para los
productos de valor agregado de nuestro país.
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