En su artículo de hoy, el periodista Luis Bruschtein hace un buen análisis sobre los riesgos y beneficios que asume el gobierno argentino al seguir su propio camino en la resolución del juicio por el atentado a la Amia, en momentos en que se pretende utilizar dicho hecho en el tablero de intereses de la política internacional.
"Otro conflicto se abrió –ahora con el gobierno derechista israelí–, cuando el gobierno argentino buscó la vía diplomática para desbloquear la causa y poder interrogar a los sospechosos del atentado. El gobierno local quedó así ensanguchado entre el gobierno conservador integrista de Irán y el gobierno conservador integrista de Israel. Irán dice que la voladura de la AMIA fue un autoatentado israelí, e Israel sólo quiere argumentos para su contienda con Irán, con el agravante de que todo el planeta asiste a una escalada cada vez más peligrosa, al borde de una conflagración militar", afirma Bruschtein.
En una entrada anterior, valoramos las afirmaciones del ministro Timerman ante su par israelí respecto a su particular concepto de justicia. Por ello, la siguiente nota consideramos ayudará a comprender un poco más sobre ese estilo de resolución de conflictos:
La conexión australiana del Mossad y el presunto «suicidio» del prisionero X
La investigación periodística sobre la muerte en una cárcel de altísima seguridad de Ben Zygier, el «prisionero X» remonta el caso a la muerte hace dos años en Dubai de un dirigente de Hamas. El equipo del Mossad que lo ejecutó utilizó, entre otros, pasaportes australianos.
GARA | SYDNEY
El 19 de enero de 2010, un jefe militar del movimiento palestino
islamista Hamas, Mahmud al-Mabhuh, murió en un hotel de Dubai a manos de
un comando del Mossad formado por 26 agentes, que utilizaron pasaportes
de varios países europeos y (al menos cuatro) de Australia.En su edición del jueves, el diario kuwaití «Al Jarida» aseguraba que Ben Zygier, el judío australiano que fue hallado muerto colgado en una cárcel de altísima seguridad en Israel a finales de aquel año, era precisamente uno de ellos.
Según este diario, que se remite a fuentes diplomáticas occidentales, los servicios secretos israelíes capturaron a Zygier poco después de la ejecución del dirigente palestino y lo trasladaron a Israel, encerrándolo en el ala de alta seguridad de la prisión de Ayalon y presentando cargos contra él por «atentado grave contra la seguridad» del Estado sionista.
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