domingo, 10 de febrero de 2013

Causa Amia: los actores del NO

Dice Horacio Verbitsky hoy

Quedar en medio de dos gobiernos fundamentalistas y con fuerte impronta religiosa es una calamidad para cualquier estado democrático. El gobierno de Israel ya pronunció el veredicto de culpabilidad de Irán y no desea negociación ni juicio, sino ejecución de la sentencia, que no es jurídica sino política. Así lo dijo el viernes el columnista del diario Haaretz Anshel Pfeffer, en una diatriba titulada “La traición de Timerman”: “Mientras ninguno de los autores ha sido y probablemente nunca será llevado a la Justicia, el cerebro del atentado, el jefe de operaciones de Hezbolá, Imad Mughniyeh, fue asesinado hace ahora cinco años por un coche bomba en Damasco, que, según creencia generalizada, fue operado por Israel. Dura justicia, sin duda, pero hasta ahora la única que han visto en 19 años los familiares de las 85 víctimas en el atentado”.
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Ni Israel, ni Estados Unidos, ni el fiscal Nisman fomentan el acuerdo, por más que en público el fiscal diga que acompañará la nueva etapa. Luego de varios viajes a Israel y a Estados Unidos y de varios años de trabajo conjunto con funcionarios de la Secretaría de Inteligencia interesados en la cooperación con aquellos países en cuestiones de Inteligencia y seguridad, se ha vuelto muy sensible a la trama internacional. Desde que se conoció el Memorándum mostró una extraordinaria actividad, presionando a miembros de la DAIA y la AMIA. Esto provocó un incidente con uno de ellos, que fue directivo de una de las entidades y aspira a serlo nuevamente, pero no comparte la política fundamentalista del bloque religioso en el que los rabinos Samuel Levin y Sergio Bergman respaldan al actual presidente de la AMIA, Guillermo Borger. La vinculación que hizo Borger del Entendimiento con un posible tercer atentado coincide con la política del miedo que los partidos de la derecha gobernante emplean en Israel para desalentar cualquier negociación de paz. Nisman mantiene un vínculo muy estrecho con el gobierno de los Estados Unidos, del que quedó constancia en varios despachos de su embajada en Buenos Aires. Algunos fueron publicados por el diario español El País y el resto incluidos por el periodista argentino Santiago O’Donnell en su libro Argenleaks.
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 El mismo día de la llegada de Pistole (subdirector del FBI), Nisman anunció que pediría la detención del ex presidente Carlos Menem, su secretario de Inteligencia Hugo Anzorregui, el ex juez Juan José Galeano y el comisario Fino Palacios, por obstaculizar la investigación de la pista siria en la autoría del atentado. Luego se excusó con el embajador Wayne por no haberle avisado antes. Clarín tituló cuando se conoció ese despacho: “Insólito pedido de disculpas de un fiscal a Estados Unidos”. Wayne comunicó su extrañeza al Departamento de Estado porque pocos días antes el representante del FBI en la embajada, William Godoy, le había recomendado a Nisman que se concentrara en los autores del atentado y no en los errores de la investigación anterior. Es decir, en los iraníes y no en la pista siria.

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