sábado, 31 de marzo de 2012

Por qué sigue siendo importante el debate con los grupos dominantes de la prensa argentina?

La respuesta está en este comunicado de prensa que defiende las políticas soberanas de la Argentina en materia comercial (que no son tan distintas a las que siguen en EEUU y Europa) y en esta nota de La Nación:


Comunicado de la Cancillería
ARGENTINA RATIFICA EL CURSO DE SUS POLÍTICAS COMERCIALES

En la reunión ordinaria del Comité de Mercancías de la Organización Mundial de Comercio realizada en la fecha se trataron algunos aspectos del comercio exterior de la República Argentina.

Luego de una presentación realizada por la Secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Nahón, algunos de los 157 miembros de la OMC decidieron emitir un comunicado con comentarios críticos sobre el tema.

Entre los miembros que lo suscribieron, mayoritariamente pertenecientes al mundo desarrollado, se encuentran Australia, Corea, Estados Unidos, Israel, Japón, Nueva Zelandia, Noruega, México, Panamá, Suiza, Tailandia, Taiwán, Turquía y la Unión Europea. Es de destacar que importantes socios comerciales de la Argentina, como los países del Mercosur, la gran mayoría de los países latinoamericanos, China, Rusia e India no suscribieron esta declaración.

Llama la atención que la iniciativa haya sido planteada por países que han aumentado sus exportaciones a la Argentina en un 25 por ciento superando su nivel de exportaciones promedio al resto del mundo y en un año en el cual la Argentina fue el país que más aumentó sus importaciones entre los miembros del G20, contribuyendo de esta forma a la recuperación económica de los países en crisis económica y financiera.

También es llamativo que ninguno de los países participantes en la sesión del Comité de Mercancías haya presentado un caso puntual en el cual la Argentina haya incumplido las reglas de la Organización Mundial del Comercio y que los firmantes basan sus reclamos en vagas versiones publicadas por la prensa local. En forma textual dicen:

“No estamos informados de ninguna directiva o resolución oficial que establezca este balance comercial o requerimiento de inversión, sin embargo funcionarios del gobierno argentino de alto nivel han sido citados en la prensa argentina diciendo claramente que el propósito es la mejora del balance comercial a través de las importaciones y promoción de las exportaciones”.

Finalmente, la República Argentina ve con alarma la insistencia de los países que siguen levantando barreras comerciales artificiales para dificultar el ingreso de productos agroindustriales de los países en desarrollo al tiempo que ejercen presiones políticas para obligar a estos países a recibir la producción de bienes que sus mercados domésticos no pueden absorber por la situación económica que atraviesan desde el 2008 y que son las verdaderas trabas para la construcción de un sistema económico multilateral más equilibrado.

La Cancillería argentina reitera que el gobierno seguirá ejerciendo la decisión soberana de sus políticas comerciales que han impulsado el mayor crecimiento económico de nuestra historia y cumpliendo con las normativas de la Organización Mundial del Comercio pero rechazando cualquier tipo de injerencia externa.-



Comunicado del diario La Nación
Asomados al abismo de la represalia
Ni el proteccionismo está prohibido en el mundo ni el libre comercio es la práctica corriente en el intercambio global de bienes y servicios.

Lo que sí está vedado -so pena de retaliación- es el incumplimiento de los compromisos asumidos y la vulneración de las reglas voluntariamente firmadas y negociadas.

Esto es lo que el mundo le está reclamando al gobierno nacional. No le enrostra su trastorno obsesivo-compulsivo por tener una industria nacional invulnerable a las importaciones. No le censura su deseo aislacionista ni su prédica que estigmatiza el libre comercio. Le advierte que cruzó un límite. Y que, o corrige el rumbo de una autosuficiencia que provoca y perjudica a terceros, o se enfrentará a las consecuencias, es decir, sufrir medidas espejo.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) nació para darle un marco jurídico al comercio internacional, para normar sobre exportaciones e importaciones. Es decir, los países desarrollados y emergentes, a mediados de los 90, decidieron nivelar las condiciones de acceso a los mercados bajo un paraguas de acuerdo multilateral.

Su pecado original es la ambición del consenso entre los países signatarios. Pero en sus casi 18 años de vida, no se le puede endilgar no haber hecho los esfuerzos por globalizar el concepto de que el comercio es agente de desarrollo e inclusión social. No logró imponerlo totalmente, es cierto, y prueba de ello es que las negociaciones en el marco de la Rueda del Desarrollo (Doha, 2001) están congeladas.

En el relato K, en cambio, no se contempla al libre comercio como práctica que propicia el desarrollo. El relato fustiga, critica y desprecia, los siguientes preceptos: la importación aumenta la oferta de un producto, apura a la industria nacional en la carrera por modernizarse frente al "estado del arte" de la tecnología extranjera, y beneficia (inclusión) al consumidor que dispone de más oferta (menos inflación).

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