...La estrategia oficial de desendeudamiento pagando deuda con reservas
fue útil para ampliar márgenes de autonomía de la política monetaria y
fiscal, además de liberarse de las presiones del mercado financiero
internacional. Pero ese esfuerzo fue demasiado intenso, en particular en
este año al involucrar un monto equivalente al 75 por ciento de las
reservas que descendieron de la cuenta del BCRA, que redujo esa
autonomía aunque con otro sujeto económico con capacidad de condicionar
la gestión gubernamental: no son ya financistas y sus bancos de
inversión, sino los dueños de los dólares comerciales, destacándose
entre ellos las grandes exportadores de granos.
Los contextos locales e internacionales del mercado internacional de
granos son otros y la sofisticación financiera, operativa y fiscal de
los comercializadores multinacionales de cereales es incomparable con la
de décadas pasadas. Esto exige herramientas de intervención oficial más
complejas y superadoras a la de una Junta Nacional de Granos, suprimida
por la ola neoliberal en 1993. Pero si el Gobierno aspira a transitar
sin sobresaltos el último tramo de su gestión debería evaluar la
necesidad de recuperar un organismo de regulación del mercado de
cereales creando una especie de agencia de comercialización de las
cosechas, asegurando por esa vía un mejor precio a los productores para
luego exportarlas. Este fue un proyecto que circuló por despachos
oficiales en 2009 y que fue desestimado. Sin impedir la actuación de las
grandes exportadoras, el Estado recuperaría de ese modo capacidad de
regulación en un mercado sensible, como hacen Canadá y Australia a
través de entes públicos de esas características en la comercialización
del trigo (Canadian Wheat Board y Australian Wheat Board Limited).
Es una alternativa que tiene a disposición el gobierno de CFK para
no quedar atrapado en un callejón estrecho adonde lo conducen los dueños
de los dólares.
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