miércoles, 10 de octubre de 2012

Crispados

A ver si les suena. Leemos

La concentración había conmenzado a las 19.00. Jóvenes con carteles del candidato de la Mesa de la Unidad Democrática cantan fraude y exigen un recuento manual. «Estamos cansados de la demagogia, de aquí no nos movemos» promete Esteban Galíndez, de 19 años. Los argumentos para asegurar que los resultados son fraudulentos son dispares. Aunque todos coinciden en un razonamiento previo: estaban tan seguros de la victoria que no conciben los 8 millones de sufragios a Chávez. «A ese solo le votan los ignorantes, los que no saben leer», asegura uno. «Les dan comida y compran», afirma otra. Ni se molestan en disimular el clasismo instalado en la mentalidad del ala dura opositora.
A medida que cae la noche, los ánimos se encienden. Algunos chavales (no más de una quincena) se cubren el rostro y queman bolsas de basura. En uno de los carriles de la avenida Miranda, varios vehículos pinchan música opositora. «A Chávez no se le tumba con votos», proclama una mujer entrada en años, prácticamente la única componente del grupito que sobrepasa los 30 y que, casi mentando a Unamuno, se define como «una venezolana a la que le duele el país». Para entonces, los jóvenes ya se han hecho fuertes en el centro de la avenida. Entre ellos se extienden los rumores: que los disturbios se han ampliado a otras zonas del país, que «motorizados» partidarios del presidente están partiendo del 23 de Enero para atacarles, que Capriles fue amenazado... Lo único constatable es que, a medianoche, apenas un centenar de posadolescentes monta «guarimba» (sinónimo que se usa para las iniciativas desestabilizadoras) frente a la atenta mirada de varios policías de Chacao.
«Aquí los agentes los controla un opositor, así que estamos protegidos. Otra cosa será si viene la Guardia Bolivariana», asegura Román, estudiante universitario que afirma estar «dispuesto a la guerra». Claro que las ansias bélicas se desvanecen en cuanto se acercan tres motos. En un minuto, todo el grupo huye en desbandada. Creen que van a ser atacados. Hasta que se dan cuenta de que los motorizados son de los suyos y todo vuelve a su estado original...

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