Seis días antes de morir, Néstor Kirchner participó personalmente del operativo en que se involucró el Gobierno para aportar a la Justicia el testigo reservado cuya declaración llevó a las detenciones de gremialistas y barrabravas por el asesinato del militante del Partido Obrero (PO) Mariano Ferreyra.
El ex presidente, después de recibir el dato de un intendente del conurbano, puso en marcha un operativo político-judicial para llevar a los tribunales al testigo que estuvo el día del crimen en el bando de la Unión Ferroviaria (UF). Kirchner ordenó darle máxima protección, a tal punto que llegó a declarar ante la fiscal Cristina Caamaño acompañado por el ministro de Justicia y Seguridad, Julio Alak, según consta en la causa. (...)
El sucesor de Kirchner en la banca de diputado nacional, el dirigente social Edgardo Depreti, reveló en público que antes de morir Kirchner "ya tenía y sabía todo acerca de cómo había sido" el crimen de Ferreyra. Y dijo que, además, "había instruido a la SIDE para que colaborara con la fiscal y con la jueza para aportarles datos".
El dirigente social añadió: "El responsable político es Pedraza: no tengo dudas, y los que están presos fueron los ejecutores. Había ahí una asociación con todos los armados que todavía perduran en ferrocarriles vinculados a la patota de Unión Ferroviaria y el manejo que se hace en cooperativas y en órganos de dirección de ferrocarriles. Se vio la complicidad concreta de un modelo sindical que utiliza barras para enfrentar a trabajadores".
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