Hace diez años la Argentina se debatía entre la desintegración y la supervivencia como Estado-nación. Un tal Rudiger Dornbusch, del Massachusetts Institute of Tecnology (MIT), afirmaba que un equipo extranjero debía intervenir el gobierno argentino y asumir el manejo en áreas críticas como el control y la supervisión del gasto público, la impresión de dinero y la administración tributaria.
Decenas de muertos fueron la ofrenda que un genuflexo poder (sic) político ofreció en el altar del poder financiero.
Cuando apenas podíamos contentarnos respecto a cómo la sociedad encaminaba la transición sin aventuras militaristas, a pesar de movidas represivas contra la protesta social, las elecciones del 2003 nos enfrentaron con nuestros más recientes fantasmas. El espantoso final que significó el regreso de Cavallo de la mano de la Alianza no fue lo suficientemente procesado como para impedir que 7.820.061 argentinos votaran a Menem (24,34%) y a López Murphy (16,35).
Tan sólo, un 21,99% de electores (unos 4.227.141) votaron por un tipo prácticamente desconocido. ¿Cuántos de esos 4 millones sabían qué pretendía el Flaco para la Argentina?
Un pequeño-gran accidente de la historia evitó que la Argentina se suicidara. Unos pocos, los suficientes, votaron a Néstor en esa primera vuelta. Pero algo pasó en esos días previos a la segunda vuelta para torcer el rumbo del neoliberalismo.
Ocho brillantes años han pasado desde entonces. Se han dado muchas batallas. Las suficientes para dejar de estar arrodillados, pero no todas las que aún son necesarias para democratizar el poder. En eso estamos, conscientes de que sólo se muere aquello que se detiene. Y esto compañeros camina, y si es necesario apura el paso. Ahora el paso lo marca la presidenta.
La MEMORIA es el mejor de los recursos para evitar reincidir en estupideces.
ResponderEliminarPero también es muy importante la labor cumplida por medios de información alternativos a los oligopolios "independientes".
Esos OTROS medios han conseguido desenmascarar a tantos sinverguenzas y mostrarlos desnudos en toda su hipocresía y egoísmo.
Antipatria disfrazada de democracia de cartulina, engañosa y excluyente.
Sin dudas, los últimos 8 años SON LOS MEJORES DE LOS ULTIMOS 36 y los dos K, el que nos cuida desde arriba y la que nos enorgullece día a día configuran la dupla más formidable que haya estado al frente de Argentina.
10 años: tan cerca y sin embargo, TAN LEJOS.
Saludos
Tilo, 70 años