Regreso de Caseros (Tres de Febrero) hacia la Capital. Asado, vino y catarsis kirchnerista. Regreso apurado para poder leer los diarios que dejé colgados esta mañana. Apuro el acelerador y agarro Juan B. Justo al filo del rojo. Me meto atrás de un taxi Chevrolet nuevito y quedo sorprendido. Con grandes letras y escrito a mano en la luneta el tachero había pegado un enorme cartel: ¡Gracias Néstor!
Me acordé del dirigente del campo que le habló a Cristina en la Rosada. Y me alenté pensando: tal vez la muerte de Néstor no haya sido en vano.
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