domingo, 30 de junio de 2013

Algunos apuntes para seguir comparando Argentina con Brasil

Hace una semana Alfredo Zaiat comentaba

La evolución positiva en materia de distribución del ingreso y salarial, teniendo en cuenta que Brasil aún registra uno de los peores índices de reparto de riqueza de la región, ha provocado la definición marketinera de haberse convertido en un país de clase media. “El milagro brasileño” merece precisiones para comprender, al menos una faceta del actual estado de movilización social. Las estadísticas oficiales (de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la República) consideran una familia de clase media cuando el ingreso familiar per cápita es de 291 reales (708 pesos) como mínimo y 1019 reales (2478 pesos) como máximo. Con esa base, según un documento divulgado por el Instituto Data Favela, en 2011 el 65 por ciento de las favelas brasileñas podrían considerarse económicamente integrantes de la clase media.

Hoy leemos a Martín Granovsky

Un lector, Henrique Júdice Magalhâes, consultor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, compartió por mail un análisis en el que sugiere sopesar mejor algunos datos. Andar en colectivo en Brasil “sale como promedio tres reales, unos 8 pesos al cambio oficial de la Argentina”. Agrega el texto: “Me acuerdo de que cuando Macri quiso fijar el boleto de subte a 3,50 pesos, mucha gente puso el grito al cielo, y con razón. ¿Le parece disparatado que los brasileños salgamos a las calles para no pagar 8 pesos por servicios que son, quizá con la excepción de Río de Janeiro, bastante peores que el de Buenos Aires en términos de confort, horarios, etcétera? A mí parece que no, sobre todo si se considera otro dato: los ingresos de los trabajadores. En Brasil, el salario mínimo es de 678 reales (1800 pesos). Como hay acá una ley que permite a los estados fijar mínimos para las categorías que no los tengan establecidos en convenio colectivo (el salario de convenio, sin embargo, puede ser inferior a los montos fijados por los Estados, aunque no al salario mínimo nacional), se puede considerar que es un poquitito mayor en San Pablo (755 reales), Rio Grande do Sul (770) y Santa Catarina (765), algo mayor en Rio de Janeiro (802) y bastante mayor en Paraná (915 reales), que son los Estados que ejercen esa prerrogativa. Así tenemos que si el salario mínimo de Brasil apenas supera, con excepción de Paraná, la mitad del argentino, y si el boleto del colectivo acá cuesta 4,5 veces más que en Argentina, (estoy considerando la tarifa de Buenos Aires como 1,60, que es lo que se paga con la SUBE), cada viaje en colectivo sale 8 o 9 veces más caro para un brasileño que cobre el mínimo que para un argentino en igual situación. Y ojo que acá las asignaciones familiares son mucho menores que en Argentina y las cobra mucho menos gente, así que si se considera el presupuesto familiar, la situación en Brasil se vuelve todavía peor”. Otro punto que el lector propone discutir es que “en Brasil las líneas oficiales de pobreza e indigencia no están vinculadas con la canasta familiar como en la Argentina: las fija el gobierno por decreto, de modo totalmente arbitrario, y son muy bajas: 140 reales (372 pesos) por persona para pobreza, 70 reales (186 pesos) para indigencia. Ni el Indec intervenido ha llegado a tal punto, pero acá muy poca gente cuestiona eso. Cuando el gobierno brasileño dice que sacó de la indigencia 40 millones de personas, está diciendo, en verdad, que hizo (con el Bolsa-família) que el ingreso de esas personas alcanzara esa línea de indigencia bajísima”.

2 comentarios:

  1. Igual queremos a Dilma y Lula, no a Folha y O Glogo, no a la suprema carioca.
    Si me están espiando sds al norte.

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  2. Comparitmos jfe.. El objetivo de estos apuntes es sólo combatir a aquellos que todavía intentan impugnar la experiencia argentina poniéndonos como modelo a Brasil. Un Brasil que con las pol´ticas del PT ha avanzado muchísimo y ha sido un pilar importante en la unidad sudamericana pero que a nivel social y político aún le falta recorrer un largo camino para derrotar a los fuertes poderes oligárquicos..

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