Existe consenso en la preocupación por el déficit del intercambio
comercial en el rubro energético y en el desequilibrio de divisas en
servicios turísticos. En el primer rubro, el saldo negativo comenzó en
2011 y en el otro, a partir de este año. La recuperación para el Estado
de la petrolera nacional YPF en manos de Repsol se ha convertido en la
principal estrategia para cerrar la brecha comercial en energía.
Inversiones millonarias en explotación de pozos con reservas
convencionales y planes de expansión para los no convencionales, a lo
que se suma la exigencia oficial de programas de crecimiento a las
petroleras privadas, buscan retornar al autoabastecimiento, objetivo con
elevadas probabilidades de lograrse en los próximos años. En el sector
turismo, más que el aumento de viajes al exterior de un grupo social
acomodado por nivel de ingresos, la brecha cambiaria es lo que está
provocando la principal filtración de divisas debido a que los
visitantes extranjeros no venden dólares o euros en el circuito legal.
Es un déficit que no disminuirá mientras persista una diferencia
importante entre las cotizaciones oficial y paralela. Estos dos frentes
son relevantes en el debate coyuntural porque la mirada apunta al stock
de reservas del Banco Central. Pero existen opciones financieras y
cambiarias que el Gobierno está explorando para fortalecerlo. En cambio,
intervenir sobre sectores con déficit de divisas estructural es el gran
desafío de la economía para eludir en forma contundente la restricción
externa como fuente de inestabilidad social y política. Dos de los
sectores más demandantes de dólares para importación son el complejo
automotor y el de bienes de capital, ambos claves en el debate sobre
política de sustitución de importaciones e industrialización.
(...)
La decisión de abordar ese problema estructural requiere entonces una
mirada estratégica además de voluntarismo político. Para avanzar en un
esquema de sustitución de importaciones selectivas, cuestión central
porque no es posible producir todo en el país, los economistas Silvio y
Nahuel Guaita señalan que ese camino “se debe articular con una serie de
políticas energéticas, de transporte, de ingresos, financiamiento e
infraestructura a escala nacional para facilitar ese proceso”. En un
artículo publicado en El Economista afirman que “la sustitución de
importaciones tímidamente iniciada debe ser considerada una herramienta
de política económica posible y altamente recomendable”.
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