La inversión en la economía argentina registró en el primer trimestre el segundo mejor desempeño de la región, detrás de Chile. Mientras referentes del establishment critican la dinámica actual supuestamente basada “sólo en el impulso al consumo”, los empresarios refutan esa idea en la práctica, al responder con inversión al estímulo de demanda, evitando un cuello de botella generalizado. Analistas privados resaltan que la mayoría de las compañías buscan ampliar la capacidad productiva a raíz del sostenido crecimiento que se verifica desde 2003. También funciona como atractivo las cuotas de mercado derivadas de las medidas de protección comercial y los créditos del Bicentenario.
Según los últimos datos oficiales correspondientes al primer trimestre, la inversión representa el 21,9 por ciento del PIB, cuando un año atrás tenía un peso de 20,2 por ciento. Ese avance se explica a partir de la suba del 19,5 por ciento que mostró en forma interanual, más del doble de la que registró el conjunto de la economía. El peso de la inversión en el PIB es mayor que en 1993-1998, período de la convertibilidad previo al inicio de la recesión, auge de las privatizaciones y las reformas estructurales “pro-mercado”. La inversión en función del PIB en el promedio de los primeros trimestres del año en ese período fue de 19 por ciento.
En los primeros tres meses de 2011, la inversión en Uruguay avanzó de forma interanual 13,2; en Paraguay, 12,5; Perú, 12,3; Ecuador, 16,7; Colombia, 8,7 y México, 7,7 por ciento. Según los datos recopilados por el Ministerio de Industria, en toda América latina sólo Chile, con una suba anual de 20,4 por ciento, superó la dinámica argentina.
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