“No se puede volver hacia atrás”, había señalado el gobernador Jorge Sapag en su cierre de campaña el jueves por la noche en Vuelta de Obligado. El contundente resultado a su favor en las elecciones internas de ayer pone de manifiesto que tanto afiliados al partido provincial como independientes (con un porcentaje muy importante de participación) se aferraron a esa frase.
Una relación madura con los gremios estatales y con el gobierno nacional, eje de la campaña del actual mandatario neuquino, fue, sin duda, el elemento central que inclinó la balanza hacia el sector Azul, frente a un Jorge Sobisch que, paradójicamente, utilizó esos argumentos como crítica.
En ese no “volver hacia atrás” se dio un aval a un proyecto de gobierno que priorizó el diálogo antes que la represión frente a los conflictos sociales, y que recuperó planes y programas de obras nacionales para la provincia que habían sido desestimados en gestiones anteriores.
Una relación madura con los gremios estatales y con el gobierno nacional, eje de la campaña del actual mandatario neuquino, fue, sin duda, el elemento central que inclinó la balanza hacia el sector Azul, frente a un Jorge Sobisch que, paradójicamente, utilizó esos argumentos como crítica.
En ese no “volver hacia atrás” se dio un aval a un proyecto de gobierno que priorizó el diálogo antes que la represión frente a los conflictos sociales, y que recuperó planes y programas de obras nacionales para la provincia que habían sido desestimados en gestiones anteriores.
Las noticias que llegan nos dicen que en las elecciones internas del Movimiento Popular Neuquino, Sapag le dio una paliza a "bigotes" Sobisch con un 63% de los votos contra 36. En Neuquén dejaron en claro que no quieren volver a la fiesta neoliberal y mucho menos de la mano del responsable político del asesinato del maestro Fuentealba.
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