Pues bien, resulta que desde ayer Nueva York tiene nuevo alcalde, pero lo nuevo de lo nuevo es que el triunfante Bill De Blasio terminó por paliza con la hegemonía republicana en la ciudad siendo el primer alcalde demócrata en casi dos décadas, después de tres mandatos consecutivos de Michael Bloomberg (2002-2013) y dos de Rudolph Giuliani (1994-2001).
Una buena parte de la sociedad, con los más postergados a la cabeza, decidió aplicar tolerancia cero para estos ricachones de la derecha norteamericana.
Al respecto leemos:
La posición de De Blasio contra su antecesor, el multimillonario de
Wall Street Michael Bloomberg, que gobernó la ciudad durante 12 años, le
permitió captar un apoyo histórico entre los votantes. Algunas
encuestas le adjudicaban un 68 por ciento de respaldo de durante la
campaña. Este demócrata que dirigió la campaña de Hillary Clinton al
Senado se presentó ante el electorado como el único con los pantalones
para romper con los años de Bloomberg, a quien ataca por ser un
millonario elitista que gobernó para los ricos y defendió vehementemente
al sector financiero, inclusive después de la crisis de 2008.
De Blasio aseguró que quiere acabar con la llamada historia de dos
ciudades, en la que mientras 400.000 millonarios dicen que Nueva York es
su hogar, la mitad de sus habitantes se acerca a la línea de pobreza,
destacó. Este discurso fue suficiente para hundir en las encuestas al
candidato republicano. “El pueblo quiere cambio, quiere que ésta sea una
ciudad donde todos vuelvan a tener una oportunidad. Necesito la ayuda
de todos ustedes”, dijo De Blasio durante el cierre de campaña.
Argentinos, ojo que a Massa le atrasa el calendario...
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