Aldo Ferrer (Infonews)
A pocos días de los anuncios, todavía debemos esperar que el nuevo equipo anuncie los lineamientos de sus políticas que serán –según lo confirmó Cristina Fernández– en la misma línea que venía manteniendo el gobierno: darle prioridad a la dimensión social, defender la soberanía y conservar un Estado protagonista dentro –desde luego– de una economía de mercado.
El desafío que tiene el gobierno en el último tramo es consolidar la macroeconomía para que los importantes logros obtenidos se consoliden. Hablo del desendeudamiento, la nacionalización de YPF y de las AFJP y la recuperación de la soberanía. Para tales fines hay que darles respuesta a los desafíos que plantea la coyuntura. En primer lugar la insuficiencia de divisas, que responde a una debilidad estructural de la economía y que fue señalada el miércoles por la presidenta cuando remarcó la necesidad de consolidar la soberanía industrial.
Esa expresión es muy importante porque nuestro gran problema en la restricción externa se basa en que, en virtud de las idas y venidas que tuvo el desarrollo industrial argentino, agraviado en varios períodos por el neoliberalismo, se construyó una estructura industrial fuertemente dependiente de las importaciones. Asimismo, el hecho de que no estén incorporados en el tejido industrial sectores de vanguardia tecnológica se expresa en el déficit creciente en las manufacturas de origen industrial de alto contenido tecnológico. Esto sucede con las autopartes, el sector electrónico, los bienes de capital y algunas ramas del sector químico.
Entonces existe un problema estructural en el sector industrial que, desde luego, no se puede solucionar de la noche a la mañana, pero que requiere de su remoción para lograr esta soberanía industrial que señaló la presidenta. A esto se agregan otros elementos de la restricción externa como es el déficit energético y déficit de turismo que agravan el problema. El gran desafío del equipo económico es corregir algunos desvíos que se han instalado en la economía: la agudización de la insuficiencia de divisas y la necesidad de fortalecer el superávit primario.
Este último dato está incorporado en el presupuesto del año que viene, que estableció una política monetaria que expanda el crédito para la producción y la inversión y no para cubrir baches en las finanzas públicas. Así que este es el escenario que se abre, promisorio, con interrogantes, que esperemos que sean despejados por las decisiones que adopte el nuevo equipo económico.
A pocos días de los anuncios, todavía debemos esperar que el nuevo equipo anuncie los lineamientos de sus políticas que serán –según lo confirmó Cristina Fernández– en la misma línea que venía manteniendo el gobierno: darle prioridad a la dimensión social, defender la soberanía y conservar un Estado protagonista dentro –desde luego– de una economía de mercado.
El desafío que tiene el gobierno en el último tramo es consolidar la macroeconomía para que los importantes logros obtenidos se consoliden. Hablo del desendeudamiento, la nacionalización de YPF y de las AFJP y la recuperación de la soberanía. Para tales fines hay que darles respuesta a los desafíos que plantea la coyuntura. En primer lugar la insuficiencia de divisas, que responde a una debilidad estructural de la economía y que fue señalada el miércoles por la presidenta cuando remarcó la necesidad de consolidar la soberanía industrial.
Esa expresión es muy importante porque nuestro gran problema en la restricción externa se basa en que, en virtud de las idas y venidas que tuvo el desarrollo industrial argentino, agraviado en varios períodos por el neoliberalismo, se construyó una estructura industrial fuertemente dependiente de las importaciones. Asimismo, el hecho de que no estén incorporados en el tejido industrial sectores de vanguardia tecnológica se expresa en el déficit creciente en las manufacturas de origen industrial de alto contenido tecnológico. Esto sucede con las autopartes, el sector electrónico, los bienes de capital y algunas ramas del sector químico.
Entonces existe un problema estructural en el sector industrial que, desde luego, no se puede solucionar de la noche a la mañana, pero que requiere de su remoción para lograr esta soberanía industrial que señaló la presidenta. A esto se agregan otros elementos de la restricción externa como es el déficit energético y déficit de turismo que agravan el problema. El gran desafío del equipo económico es corregir algunos desvíos que se han instalado en la economía: la agudización de la insuficiencia de divisas y la necesidad de fortalecer el superávit primario.
Este último dato está incorporado en el presupuesto del año que viene, que estableció una política monetaria que expanda el crédito para la producción y la inversión y no para cubrir baches en las finanzas públicas. Así que este es el escenario que se abre, promisorio, con interrogantes, que esperemos que sean despejados por las decisiones que adopte el nuevo equipo económico.
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