Los subsidios a las tarifas de servicios públicos básicos (agua, luz,
gas y transporte) a usuarios residenciales, comerciales e industriales
se han convertido en una de las principales políticas del Gobierno para
generar un mayor ingreso disponible de la población y para mejorar la
competitividad de la producción. Ambos objetivos han impulsado la
demanda de la economía aportando al crecimiento del Producto Bruto
Interno con inclusión social, en un círculo virtuoso de mayor actividad,
más producción y más empleo. Otro impacto favorable poco mencionado es
que la política de subsidios ha colaborado en morigerar la intensa puja
distributiva reflejada en índices de inflación.
O sea, con menos
subsidios o sin ellos la variación de precios hubiera sido más elevada.
Efectos positivos tan importantes no han logrado respaldos
significativos de los grupos beneficiarios, siendo los críticos más
intensos clases medias, comerciantes e industriales convencidos por
quienes demonizan el gasto público destinado a los subsidios, con el
argumento contradictorio de considerarlo uno de los motores de la
inflación. Ante el clamor de ese sector influyente sobre lo pernicioso e
injusto que son los subsidios, el Gobierno ha quedado en soledad
defendiendo esa estrategia redistributiva y en algunas dependencias
oficiales están estudiando la estructura de subsidios.
Si avanza la
decisión política de implementar cambios, éstos no serían con un
criterio exclusivamente fiscalista, preponderante en los análisis
convencionales, sino que además aspirarían a mantener la base conceptual
de la política de subsidios como dinamizador de la actividad económica,
y a definir pautas de equidad en el sistema para que paguen más los
consumidores de mediano y elevado poder adquisitivo. Estos tendrán luego
la oportunidad de reiterar el extraño comportamiento de acompañar ese
tipo de propuestas, para luego quejarse con ganas por haber sido
afectados.
El rubro de la energía en el área metropolitana bajo la concesión de
dos grupos privados, Edesur y Edenor, sirve de referencia para analizar
la política de subsidios. Existe una exagerada atención de inversores
bursátiles en las acciones de Edenor, que subieron casi 450 por ciento
en el año, al especular con un aumento de tarifas cuando lo que se está
evaluando en dependencias oficiales es una reducción de subsidios que
involucra fondos públicos, no un mayor ingreso para las compañías.
En
realidad, ante los problemas estructurales en la distribución de
electricidad en períodos de demanda pico en invierno y en verano, y con
las inversiones coordinadas por el Estado a través del Focede (fondo
para obras) con aportes de los usuarios, el próximo paso debería ser la
unificación de ambas compañías para su estatización, siguiendo el mismo
camino de recuperación del servicio por parte del Estado como se hizo en
Aysa (agua y cloacas), Correos, Aerolíneas Argentinas, YPF y Metrogas.
Si en las jornadas de más calor se reitera la crisis de veranos pasados,
sería la oportunidad de no seguir tropezando con los mismos tapones.
Nota completa acá
Me quedó claro: a mayor consumo mayor subsidio... y recién ahora, después de 10 años de mentira K piensan revertir esta "revolucionaria" situación. El caradurismo es total ¿no sería mejor si cierran la boca antes de hacer el ridículo?
ResponderEliminarY si estimado Alcides. 10 años de progreso en la redistribución de la riqueza y el subsidio incrementó el sueldo de bolsillo. Ahora es tiempo de revisar quienes merecen seguir con subsidio y quiene incrementaron lo suficiente sus bolsillos para pagar la tarifa plena. No fueron 10 años de mentiras. Fueron políticas efectivas que vos también sentiste en tu presupuesto. Ahora sin subsidio tal vez lo entiendas, porque se ve que no entendiste nada de lo que pasó en estos años...
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