Periodistas, perdón a los periodistas, que no tuvieron ningún empacho en trabajar complacientes con la dictadura, están de vista en Washington con el objetivo de denunciar al Gobierno democrático argentino por supuestas agresiones y amenazas contra la libertad de prensa.
Se trata de Joaquín Morales Solá y Magdalena Ruiz Guiñazú, que junto a otros próceres del periodismo in the pendiente, tratrán de demostrar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA que desde el Poder Ejecutivo Nacional, el Poder Legislativo y ahora desde la Corte Suprema de Justicia se arrasó contra la libertad de prensa, en un país en el que un comediante gordo del Maipo se dio el gusto de mostrar los planos de la casa de la presidenta por televisión y un pasquín de cuarta puso en tapa la idea de que la presidenta era ninfómana, entre otras alevosas agresiones que no motivaron represalia legal alguna, cosa que seguramente en Washington no hubiera ocurrido. Ni una cosa ni la otra...
En la Argentina, en estos últimos diez años, los únicos periodistas agredidos físicamente fueron los del canal público, como también algunos otros de canales marcados, por estos mismos preocupados lobbistas de las corporaciones de medios, como amigos del gobierno. Todos en hechos ocurridos durante furiosas y libres marchas opositoras.
La ya proclamada constitucionalidad de la ley de medios audiovisuales ha desatado la furia de los payasos de la derecha. El pogo final del gran payaso asesino se puso en marcha...
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