martes, 2 de noviembre de 2010

Seguimos rumiando comentarios...

- Hoy no hay nadie que pueda negar su compromiso con los más pobres, como tampoco el trabajo que queda por hacer. Le criticaron sus formas, sus desplantes, su terquedad, su obstinación, en definitiva, su estilo: una alquimia de loco lúcido que sabe que para cumplir los sueños la política es el camino más largo. Y usted con la Presidenta apuraron el tranco porque el corazón apuraba y tenía sus razones. Mire si no las tenía. Animarse a romper estructuras enquistadas en el inconsciente colectivo. Animarse con el 22 por ciento de los votos a enfrentar a los poderes concentrados. Revalorizar la política para que deje de ser un manual del capital para ser una guía del trabajo. Enfrentar a los advenedizos de siempre que por un mango transan sus principios y a lidiar con los creadores de realidades virtuales. Bancarse la incomprensión y la descalificación por mantener sus convicciones, cuando la mayoría de los argentinos hemos entendido que debemos respetar todas las opiniones, porque sabemos que cuando las críticas son bien intencionadas y no esconden intereses espurios o destituyentes nos ayudan a crecer. Su “incorrección” política fue lo que más me deslumbró. La vida sólo merece ser vivida cuando el miedo no es la guía de nuestros actos, sino el enemigo de nuestra pasión. Ojalá que su partida nos deje pensar a todos los argentinos que el futuro llegó hace rato y es un palo, como dice el Indio Solari. (Claudio Villarruel, ex gerente de programación de Telefe)

- Porque Néstor, más allá de esa imagen de fuerza y dureza que quería trasmitir, era una de las personas más sensibles que conocí, con un amor inmenso para todo lo que considerara justo y bueno. Era notable escucharlo interesándose por la historia más completa de cada uno de los que habían sufrido el terrorismo de Estado, recordando nombres y episodios detalladamente. Era conmovedor verlo indignándose y rebelándose con cada relato de injustica social que llegaba a sus oídos. Y ese inmenso amor lo volvía alguien vulnerable. Alguien a quien las bajezas, las traiciones, las miserias le dolían mucho más que al resto de nosotros. No tenía esa posibilidad cínica de poner cara de nada e hipócritamente olvidarlos por pura conveniencia. Por eso le dolieron tanto las traiciones de aquellos a los que él creía haberles dado todo y que por simple conveniencia y mezquindad se alejaron. Y muchísimo más le dolían las traiciones que podían haber dañado a lo que él más quería y amaba con locura, su mujer, su compañera, su vida, Cristina. Siempre sentí que Néstor pensaba que Cristina era un lujo para la política argentina, que su coraje, su inteligencia y su coherencia estaban muy por arriba de la chatura habitual de la clase política. Por eso, jamás pudo perdonar a los que la acompañaban y no dudaron segundos en traicionarla cuando las encuestas parecían mostrar que eso era lo que les convenía. (Juan Manuel Abal Medina, Vicejefe de Gabinete)

- No todos, pero gran parte de los referentes de ese espacio (peronismo disidente) se unieron para destruir políticamente a Néstor Kirchner. Ese grupo nació con mucho odio y con la intención de hacer mucho daño. De eso sólo se vuelve con arrepentimiento, con un pedido genuino de disculpas. (Sergio Urribarri. gobernador de Entre Ríos)

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