domingo, 29 de mayo de 2011

Por un mayor papel del Estado en la producción

Mientras esperamos los resultados electorales en Chubut y La Rioja, reproducimos un comentario de Horacio Verbitsky respecto a un trabajo aún inédito del economista Eduardo Basualdo:


El trabajo analiza la problemática de la inflación y el papel clave que asumen las empresas oligopólicas que tienen la capacidad de definir el movimiento de precios en múltiples ramas de la actividad económica y neutralizar los esfuerzos por redistribuir el ingreso hacia los asalariados. La apreciación del peso no afecta la competitividad externa del grueso de los productos exportables, pero sí la defensa de las producciones generadoras de empleo que después de la convertibilidad se expandieron para abastecer al mercado interno. Ahora van desapareciendo, expulsadas una vez más por la competencia externa. El dilema que se presenta es devaluar e incentivar la inflación o no hacerlo y desproteger a las nuevas actividades industriales que surgieron protegidas por el dólar alto. Para Basualdo, se trata de una disyuntiva falsa que se supera incorporando nuevos instrumentos, mediante una política de desarrollo que impulse la expansión de las actividades industriales más intensivas en mano de obra y abastecedoras del mercado interno, con participación productiva del propio Estado, junto a mejoras significativas en la participación de los asalariados en el ingreso. Esto permitiría recrear alianzas sociales que se consoliden en el tiempo. En la misma línea, postula avanzar con las postergadas reformas impositiva, de la carta orgánica del Banco Central y de la Ley de Entidades Financieras, establecer diversos tipos de cambio diferenciales, mediante una activa política arancelaria y paraarancelaria, y políticas crediticias y otros incentivos sectoriales no fiscales. La industrialización, dice, es insustituible en un patrón de acumulación de capital que reconozca como ejes centrales a la clase trabajadora, las empresas estatales y la burguesía nacional, de modo de plasmar un desarrollo tecnológico propio, garantizar tanto el nivel de empleo como los salarios elevados, potenciar el proceso de acumulación de capital al retener dentro de las fronteras nacionales el excedente y evitar la depredación de los recursos naturales. Una mayor participación estatal en el proceso productivo eliminaría el veto a la redistribución del ingreso a favor de los trabajadores que hoy ejercen un reducido conjunto de grandes firmas, que se asientan en producciones con ventajas comparativas naturales y constituyen lo que Basualdo llama la “rueda principal” del comportamiento productivo e industrial del país. Uno de los aportes más estimulantes del trabajo es su referencia a una “rueda auxiliar” que se habría hecho evidente en los últimos años, constituida por empresas de diferentes actividades con una facturación menor que la de la cúpula sectorial. Este conjunto heterogéneo de firmas orientadas al mercado interno no pueden colocar sus productos en el exterior. La política económica debería dirigirse a aminorar la importancia de la “rueda principal” y consolidar la influencia de la “rueda auxiliar”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario