(...) Existe un dato adicional que nos parece relevante, referido a la anatomía política del voto por Pino Solanas. En el estudio en cuyos datos se apoya este artículo hemos consultado por las identificaciones políticas de los ciudadanos; ¿se sienten cerca del peronismo, del progresismo, del liberalismo, etc.? En el caso de Pino, la identidad política de mayor peso entre sus votantes es “ninguna”: un cuarto de quienes votarían por Pino Solanas no se sienten identificados con ninguna de las tradiciones políticas que marcan el relieve de nuestra historia. Este dato revela que Solanas suscita en buena medida un tipo de acompañamiento “antipolítica”. Esta clase de apoyos suele corresponderse con liderazgos que prácticamente se agotan en rasgos individuales, discursos constantemente críticos teñidos de una moralidad imprecisa en términos políticos, ausencia de referencias ejecutivas de gestión y un vínculo con la ciudadanía construida en torno de la actuación mediática. En este sentido la figura de Pino Solanas exhibe cierto parentesco con el tipo de liderazgo que ejerce Elisa Carrió. Esta clase de liderazgos entran en contradicción con algunas tendencias que distinguen al actual ciclo político.
Desde hace ya un tiempo, el panorama político porteño muestra señales de un parcial regreso del entusiasmo por la política. Una de estas señales radica en que la mayoría de los porteños acompaña a una de las dos fuerzas que componen una intensa rivalidad y reconoce en ellas orientaciones políticas y culturales bien diferenciadas (el macrismo y el kirchnerismo). En síntesis, en la actualidad Pino Solanas se encuentra políticamente en un no-lugar y por ello suenan sobredimensionadas e incorrectas las interpretaciones que han aparecido en estos días y según las cuales su aparición rompe la polarización que estructura hoy la política porteña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario