Interesante artículo publica Roberto Navarro en el suplemento Cash de Página/12 comparando cifras con los países vecinos que el establishment nos viene proponiendo como modelos a seguir, cual incapaces de diseñar un rumbo propio y adecuado a nuestro proyecto de país. Ellos que recibían los programas de ajuste a implementar escritos en inglés y con el sello del FMI...
Primero fue “un veranito”. Así calificaban los economistas del establishment a los primeros meses de repunte económico del gobierno kirchnerista. Después vino “estamos bien, pero vamos mal”. “No va a funcionar”, aseguraban, refiriéndose a esa política económica heterodoxa. Luego de casi ocho años de crecimiento, el latiguillo que reiteran es que “la bonanza económica es fruto del viento de cola internacional”. “El alto precio de los commodities y la baja tasa de interés internacional están empujando a todas las economías de Latinoamérica por igual”, aseguran. Cash realizó una investigación, basado en diversas fuentes, como la Cepal, FMI, BID y estudios de consultoras privadas de otros países de la región, que revela que fruto de las políticas públicas domésticas, Argentina muestra la mejor evolución en los indicadores económicos y sociales de Latinoamérica. El resultado de ese relevamiento es el siguiente:
- Desendeudamiento. La reducción de la deuda pública conseguida por las renegociaciones llevadas a cabo en 2005 y 2010 fueron una condición imprescindible para que el Gobierno pueda llevar adelante el resto de las políticas que derivaron en el crecimiento sostenido de los últimos ocho años. También el hecho de que se cancelaran los vencimientos de los últimos años utilizando el superávit fiscal y reservas del Banco Central. Así, Argentina se convirtió en el país que más redujo su deuda entre 2002 y 2010. Según datos del FMI, en ese período se redujo el pasivo público en un 23,7 por ciento. En el mismo lapso, Bolivia disminuyó su deuda un 15,4 por ciento. El resto de los países de Latinoamérica la aumentó. Ecuador incrementó su deuda un 2,9 por ciento; Brasil, un 3,8 por ciento; México, un 14,5 por ciento; Uruguay, un 54 por ciento; Venezuela, un 60 por ciento y Chile, el país que suelen poner como ejemplo a seguir los economistas ortodoxos, aumentó su deuda en los últimos ocho años en un 107,4 por ciento.
- PBI. En 2010 hubo dos países latinoamericanos que crecieron más que Argentina: Perú y Paraguay. Ambos venían de fuertes caídas en 2009, como resultado de la crisis financiera internacional. Un informe de los economistas Fabián Amico y Agustín Detallis, de la Universidad de San Martín, compara la evolución del PBI entre 2002 y 2010 de los países pertenecientes al Unasur. Argentina lidera el crecimiento en ese período con un aumento del PBI del 79,2 por ciento. Perú creció en los últimos ocho años un 63 por ciento; Uruguay, un 52,1 por ciento; Colombia, un 49,2 por ciento; Paraguay, un 47,4 por ciento; Chile, un 38,2 por ciento y Brasil, un 38,1 por ciento.
- PBI per cápita. Según el informe de la Universidad de San Martín, Argentina también lidera el crecimiento per cápita en los últimos ocho años, con un crecimiento del 82 por ciento entre 2003 y 2010. En Uruguay, en el mismo lapso, el PBI per cápita creció un 80 por ciento; en Perú, un 62 por ciento; en Brasil, un 46 por ciento y en Chile, un 42 por ciento. Si bien Brasil tiene la economía más grande de la región, Argentina es el país de mayor PBI per cápita: 16 mil dólares. Lo sigue Chile, con 15.100 dólares; Uruguay, 14.300 y Brasil, 11.200 dólares.
En su informe económico 2010, Cepal ensaya una explicación sobre el crecimiento local. “La política económica argentina se orientó a reforzar el incremento de la demanda y de la actividad. La recaudación de impuestos nacionales creció a un ritmo de más del 30 por ciento anual, con una contribución homogénea entre los principales tributos. Por su parte, el gasto público registró alzas a un ritmo similar. Las subas incluyeron, en especial, las transferencias al sector privado, con incidencia de la asignación por hijo, la asistencia al sector energético y las prestaciones de la seguridad social. El resultado primario del sector público nacional en 2010 fue cercano al 2 por ciento del PIB, resultado favorable que mantiene desde 2003. Las políticas públicas de impulso al consumo y la inversión, en un marco de sustentabilidad de las cuentas fiscales, sostienen el crecimiento”, se afirma en el documento de la Cepal.
- Inversión. Un argumento repetido por los economistas de la city es que la “intromisión” del Estado en la economía genera un “clima de negocios poco propicio para la inversión”. Y presentan a Brasil como el modelo opuesto. Cepal comparó la evolución de la relación de la inversión con el PBI de ambos países entre 2003 y 2010. En 2003 la inversión en Brasil representaba un 18 por ciento de su PBI; en 2010, un 19,4 por ciento. En ese lapso la relación entre inversión y PBI en Argentina aumentó de un 18,2 por ciento al 23,4 por ciento.
- Perfil de las exportaciones. Un dato utilizado internacionalmente para medir el grado de desarrollo de un país es el nivel de valor agregado de las exportaciones. Según datos de la aduana brasileña, en el 2003 el 52 por ciento de las ventas externas de Brasil eran manufacturas de baja, media y alta tecnología; el 38 por ciento restante eran manufacturas basadas en recursos naturales y productos primarios. Ocho años después el 36 por ciento de las exportaciones brasileñas contiene algún grado de tecnología y el 64 son manufacturas en base a recursos naturales y productos primarios. Es decir, las exportaciones brasileñas se primarizaron. Según la aduana local, en Argentina, aun cuando la producción y exportación agrícola creció más de un 50 por ciento desde 2003, las exportaciones de manufacturas de origen agrícola y la producción primaria, que representaban el 69 por ciento de las ventas externas en 2003, cayeron al 67 por ciento del total en 2010. Las manufacturas con baja, media y alta tecnología, en cambio, significaban un 31 por ciento de las exportaciones nacionales en 2003 y pasaron al 33 por ciento en 2010.
- Producción industrial. Brasil es, por lejos, el país más industrializado de la región. Pero la evolución de los últimos siete años favorece claramente a Argentina con respecto al resto de las economías latinoamericanas. Informes de consultoras de países latinoamericanos sobre ese tema revelan que entre 2003 y 2010 Argentina incrementó su producción industrial un 91 por ciento; Uruguay la aumentó un 68 por ciento; Ecuador, un 49 por ciento; Colombia, un 39 por ciento; Venezuela, un 36 por ciento; Brasil, un 29 por ciento y Chile, un 14,8 por ciento.
El documento de la Cepal señala el buen desempeño de la región y pone a la Argentina como el país que mejor aprovechó el escenario internacional. “El viento de cola (la expansión de la demanda china y asiática de materias primas y el boom de precios de las commodities) afectó a todos los países de América latina. Pero la evolución económica de Argentina tiene algunas particularidades sólo explicables por su modelo de desarrollo.”
Varios analistas económicos neoliberales señalan que el país crece por la única razón del impulso de las condiciones internacionales. Otros van más allá, y aseguran que el país está desaprovechando el momento favorable. La investigación de Cash en base a fuentes internacionales y la explicación de Cepal los desmienten.
EVOLUCION DE INDICADORES LABORALES Y SOCIALES
Argentina ya ha vivido momentos de alto crecimiento que no derivaron en una mejora en las condiciones de vida de la población. En los últimos años, el Gobierno implementó políticas específicas para mejorar la situación social. En materia de empleo, salario mínimo, ingresos de la población y el coeficiente Gini, que mide la equidad de la distribución de la riqueza, se observan esos resultados.
- Empleo. En los últimos ocho años se crearon 5,2 millones de puestos de trabajo. Así se disminuyó la desocupación de un 23,4 por ciento a fines de 2002 a un 7,3 por ciento en diciembre último. En el mismo período, la reducción del desempleo en América latina fue de 3,5 puntos porcentuales. Brasil disminuyó su desocupación 4,9 puntos. El fuerte crecimiento del empleo estuvo apuntalado por varias medidas. El Ministerio de Trabajo abrió 475 talleres agencia de empleo en todo el país que entrenaron a un millón cien mil personas en distintos oficios. En 2009, en medio de la crisis financiera internacional, la cartera laboral intervino en el mercado de trabajo subsidiando parte de los salarios de las empresas en problemas. Todos los programas de subsidios a la producción del Ministerio de Industria exigen como condición la generación de empleo.
- Salario Mínimo. Una de las primeras medidas que se tomaron desde el Ministerio de Trabajo en 2003 fue el llamado al Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil, que no se reunía hacía 15 años. Hoy el país tiene el salario mínimo medido en dólares más alto de la región, al ser equivalente a 424 dólares. Según datos de los ministerios de Trabajo de los países citados, en Paraguay es de 414 dólares; en Brasil, de 349 dólares; en Chile, de 343 dólares, y en Uruguay es de 300 dólares.
- Ingresos por habitante. La generación de empleo, el aumento en el nivel de trabajo registrado y los aumentos salariales por la revitalización de las negociaciones paritarias incrementaron la masa salarial. A esto se sumó un fuerte aumento en los haberes de los jubilados y pensionados y la inclusión de 2,5 millones de personas en edad de jubilarse al sistema previsional, que no contaban con los años de aportes imprescindibles para jubilarse, a través de una moratoria. La creación de la Asignación Universal por Hijo completó una política de ingresos que sitúa al país como el de mayor ingreso por habitante de América latina. Según un informe de Cedlas, el Centro de Estudios Económicos de la Universidad de La Plata, el ingreso por habitante es de 14.200 dólares. El promedio de la región es de 7500 dólares. El ingreso por habitante de Brasil es de 4164 dólares.
- Distribución de la riqueza. Durante los primeros años del gobierno kirchnerista, la distribución de la riqueza era una de las asignaturas pendientes. En los últimos cuatro años esa situación se fue revirtiendo. Según datos de OCDE, el Coeficiente Gini es el más bajo de la región. Este índice va de cero a uno. Cuanto más se acerca a cero, mejor es la distribución; por el contrario, cuando tiende a uno representa una sociedad más desigual. El Coeficiente Gini a fines de 2010 llegó a 0,39. El de Uruguay es de 0,42; el de Chile, de 0,51, como el de Perú. El coeficiente Gini de Brasil es de 0,55, el más desigual de Latinoamérica.
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