miércoles, 2 de marzo de 2011

Vargas Llosa en la Feria del Libro: 2º carta y más repercusiones


Sr. Gustavo Canevaro
Presidente de la Fundación El Libro
Sr. Carlos de Santos
Presidente de la Cámara del Libro

La carta que les escribiera en torno a la presencia del escritor Mario Vargas Llosa en la Feria del Libro ha recorrido su largo camino matutino en múltiples notas periodísticas y radiales, de las cuales extraigo la idea de que estamos ante un debate complejo en torno a los compromisos literarios y políticos. He percibido que la discusión corre el riesgo de ser presentada como una vía para limitar la palabra de un escritor, que siempre leímos como el buen novelista que es, y cuestionamos como especial promotor de interpretaciones inadecuadas sobre la política y la sociedad argentina. No era aquél su sentido sino el de resguardar la Feria del Libro como ámbito de múltiples voces, procurando que la calidad de las mismas predomine por sobre las inscripciones políticas inmediatistas.
Esta mañana he recibido un llamado de la Sra. Presidenta de la República en el sentido de afirmar la sustancia, la forma y la pertinencia del debate democrático en todos los planos de su significación. En ese sentido me ha pedido, en mi carácter de director de la Biblioteca Nacional, retirar la carta que anteriormente les he enviado, en la que proponía que el Sr. Vargas Llosa diera su conferencia, pero no en carácter de acto de inauguración de la Feria. La Sra. Presidenta me hizo conocer su opinión respecto de que esta discusión no puede dejar la más mínima duda de la vocación de libre expresión de ideas políticas en la Feria del Libro, en las circunstancias que sean y tal como sus autoridades lo hayan definido. Tal como me lo ha expresado, no es concebible la vida literaria y el compromiso con la ensayística social sin un absoluto respeto por la palabra de los escritores –o de cualquier ciudadano–, cualquiera sea su significación o intención. Les escribo comunicándoles este diálogo con la Presidenta en la certeza de que estamos comprometidos en toda discusión que sirva para dar más cualidades a la vida democrática, como este intercambio de cartas también lo certifica.
Atentamente

Horacio González
Director de la Biblioteca Nacional

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"Convertido desde hace años en vocero de los grupos multinacionales editoriales y mediáticos, de un supuesto «liberalismo» de sometimiento y depredación, y de la oposición a lo que ellos denominan «gobiernos populistas» en América latina, Vargas Llosa se ha ensañado de modo muy particular con nuestro país y nuestra sociedad, en declaraciones vastamente difundidas por esos mismos medios". (Aurelio Narvaja, Ediciones Colihue)

“Vargas Llosa no puede inaugurar la Feria porque desde su posición de liberal de derecha ha insultado al gobierno democrático y al país entero al calificarlo de ‘payasesco’ y ‘aquelarre corrupto’. Un hombre que agrede de una manera tan salvaje a un país que tanto contribuyó a su consagración no sólo es innoble: es un político torpe, ciego y autoritario. Y que no nos venga ahora con que una cosa son sus ideas fascistas y otra la literatura”. (Juan Martini, escritor)

“Ponerlo a Vargas Llosa en ese lugar es burlarse de aquellos intelectuales que cayeron por defender esos principios. ¿Qué nos va a decir a los argentinos? ¿Que hay que agachar el lomo ante las dictaduras con tal de que ellas defiendan la llamada economía liberal? Vayamos a la profundidad del drama latinoamericano y para qué deben servir sus intelectuales”. (Osvaldo Bayer)

"No cuestiono la estatura literaria de Vargas Llosa, pero sería ingenuo no observar que es un fiel exponente de la derecha más reaccionaria... Vargas Llosa es enemigo de los gobiernos populares y particularmente de la Argentina, a quien insultó millones de veces gratuitamente y sin ninguna necesidad". (Aníbal Fernández)

"¿Habrá incidido en la Fundación el hecho de que la Feria se hace en la Rural y eso la habrá llevado a actuar como respondiendo al espíritu, y los intereses, de la Mesa de Enlace? Yo preguntaría, de paso, por qué nunca se le ocurrió invitar a algo semejante a García Márquez o a Saramago, tan nóbeles como Vargas Llosa. No lo hicieron porque la apertura debía ser nacional y hasta cierto punto un acto de reconocimiento, y ahora cambian de criterio y empastan la situación. ¿Oportunismo?" (Noe Jitrik)

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Escribíamos en el año 2006 para un medio vasco:

Carta abierta a Mario Vargas Llosa

No se si en su carácter de escritor, o de ex candidato presidencial, recientemente usted ha lanzado, desde el español diario El País, un llamado a la unidad de las distintas fuerzas políticas peruanas, para que en la próxima segunda vuelta electoral puedan enfrentar con chances al “militarista” Ollanta Humala. En él, usted representa la imagen de una “regresión brutal” hacia lo que entiende como el más oscuro abismo latinoamericano: el populismo.

No hace mucho, tal vez preocupado por el destino de los adinerados del sur, había acusado de “racista” (sic) al dirigente indígena y cocalero, Evo Morales, quien asumió la presidencia de Bolivia apoyado por aquellos sectores sociales históricamente más postergados en ese país.

Ahora llama a conformar una alianza de gobierno para el Perú que, “además de la profundización de la democracia”, bregue por “políticas de mercado, promoción de la empresa privada y las inversiones extranjeras y difusión de la propiedad entre los sectores que aún no tienen acceso a ella”. Consigna, ésta última, que me remonta a la Argentina neoliberal de los 90, cuando una dirigente política del “menemismo”, Adelina de Viola, postulaba que ella quería un país de “propietarios” y no de “proletarios”.

Se que a usted le preocupa el populismo y la falta de educación. Y ya que hablamos de Argentina, vale recordar que durante una visita en el año 1995 propuso, ante un atónito auditorio compuesto, en su mayor parte, por maestras de escuelas públicas, "privatizar enteramente la educación dejando que funcione dentro del mecanismo de la eficiencia y del mercado". Durante ese mismo viaje, el hombre político elogió “el proceso económico argentino”, y exaltó “el coraje enorme para hacer una reforma (del Estado) que era indispensable”. Agregando que, “hay algunos logros admirables como por ejemplo han aniquilado la inflación que ha causado tantos estragos y tantos sufrimientos” (La Nación, 19-12-1995).

La experiencia neoliberal en América latina sumió a la mayor parte de los pueblos en un orden radicalmente injusto. En el caso argentino, la distribución de la riqueza retrocedió a tiempos del siglo XIX. Actualmente el 10% más rico de la población se queda con el 38,6% de la torta nacional y gana 31 veces más que el 10 por ciento más pobre, cuando en 1974 esa brecha era de apenas 12 veces. La salud y la educación pública, otrora orgullosa herramienta de nivelación social, fueron sistemáticamente degradadas. Las empresas públicas sometidas a una política de carroñeo. El Estado fuertemente endeudado y en bancarrota.

Pero ello no sólo ocurrió en Argentina. El despilfarro de la renta petrolera que hicieron los demócratas venezolanos, en medio de una pobreza social creciente, fue el motor para el surgimiento de una figura como la de Chávez. El triunfo de Evo Morales fue la reacción a una continuidad en la dominación colonial, aún bajo formalidades democráticas, a la que se vieron sometidas las grandes mayorías sociales, que no casualmente son indígenas.

Como hemos visto y leído, usted fue uno de los tantos que aplaudieron al lamentable presidente Carlos Menem, principal responsable del desguace de la Argentina, a la vez que llamaba “héroes de la sociedad civil” a empresarios que no dudaron en cerrar o vender sus empresas para centrar sus actividades en la especulación y la renta. Luego, claro, la realidad fue la única verdad y usted abjuró de Menem.

Y ahora resulta que Lula, Evo Morales, Kirchner, Chávez, etc., son demagogos populistas que no saben jugar al juego de las democracias de mercado. Muchos de los que hoy gritan por el fantasma populista, son quienes poco se han interesado por el destino de las mayorías populares abandonadas por años a su suerte, muchas veces con "libertad" para votar, pero nunca, o en muy pocas ocasiones, para pretender una vida un poco más digna.

Desconozco los rumbos que podrá tomar Humala como presidente del Perú, llegado el caso, pero si se que el gobierno de Juan Velasco Alvarado no fue el de una "pandilla de militares" tal como afirma. El gobierno de Velasco Alvarado buscó romper con un modelo oligárquico que históricamente perpetró esa situación de pobreza estructural que ahora denuncia. Nacido de un profundo caos político y social ( histórico enfrentamiento entre el APRA y el ejército, sectores dominantes en alianza con los monopolios estadounidenses y con las fuerzas armadas, discriminación hacia la población originaria, pobreza generalizada, levantamientos populares y represión), el gobierno de Velasco Alvarado, con aciertos y errores, propendió a la construcción de nuevos canales de participación social, una necesaria reforma agraria, un modelo de cogestión empresarial, desarrollo del cooperativismo, recuperación nacional de recursos estratégicos y una política exterior latinoamericanista, y en contra del intervencionismo extranjero. Desarrollos, todos ellos, que posteriormente fueron sepultados por quienes le siguieron.

Fue un gobierno surgido de un golpe militar, sin duda. Pero en un subcontinente histórica y socialmente tan injusto, el concepto y la resignificación de la democracia se recuperó como valor social recién a partir de la década del 80; en muchos casos, luego de brutales regímenes militaristas que operaron como peones en el tablero de la Guerra Fría.

No obstante ello, en abril de 2002, Estados Unidos y los demócratas venezolanos no dudaron en marginar la voluntad popular y dar un golpe contra el populista Chávez, con el apoyo de figuras tan significativas como Aznar y el FMI.

Así las cosas, para quienes de vez en cuando miramos al mundo desde el lugar de descendiente de la diáspora vasca en América, no nos resulta curioso descubrir también que, a pesar de reconocer como lejano a sus inmediatos intereses el “mundillo” de la política nacionalista en Euskadi, usted se pregunte, siempre a través de la prensa, si “es posible ser vasco” (La Nación, 11-03-2006), para, a través de una égida a la particular figura de Jon Juaristi, sentenciar “lo endeble de sus sustentos históricos, lo falaz de sus mitos, la mentira de sus quejas e impugnaciones” (no las de Juaristi, sino las del nacionalismo vasco).

Si como usted afirma, las “peripecias” y la “actualidad” de su país (lugar en el que prácticamente no vive) se le “escurren ya de la memoria todo el tiempo”, a la vez que se apasiona por “otros lugares, otros asuntos y otras gentes”, se me ocurre pedirle que nos deje políticamente en paz, por amor a la literatura.

1 comentario:

  1. Viva Argentina, Viva nuestra presidente!!! El tiempo es el único que nos da noción de la verdad, bueno, dejemoslo a el!! Vargas Llosa, es un buen escritor, escuchemos sólo su palabra en el mundo de la literatura, en política su trayectoria fallida nos dice todo!!!

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