jueves, 17 de octubre de 2013

Los ejes de la campaña contra Cabandié son los mismos ejes de la camapaña contra el Gobierno popular

Que la oposición mediática viene siguiendo a pie juntillas las máximas de la propaganda política que explicitara el nazi Joseph Goebbels no hay duda.

Si le parece una exageración, aquí van algunas de ellas:

(...)
Principio de la transposición.Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
(...)

Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.

Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

Dicho esto, leemos acerca de la operación contra Juan Cabandié, que en definitiva se transformó en un ataque contra la política de Derechos Humanos del Gobierno Nacional:



(…) El episodio ocurrió en mayo, pero recién se conoció cuando la campaña ingresaba a su etapa final. El momento elegido no fue casual: en los días previos a la difusión del video, las encuestas marcaban que Daniel Filmus –candidato a senador por la misma lista y distrito que Cabandié– aventajaba por unos puntos a Fernando “Pino” Solanas, el candidato de Elisa Carrió que busca dejar sin la banca al oficialismo en suelo porteño.
(…)
Como el exabrupto de Cabandié ocurrió en Lomas de Zamora –tierra de Insaurralde–, la operación resultó ser una carambola que arrastró al barro a los candidatos del Frente para la Victoria en ambas orillas de la General Paz.

Para la noche del sábado 12, las manos anónimas que editaron y manipularon el video de la discordia descorchaban champagne. Las imágenes, que durante el día habían circulado por las redes sociales, fueron colgadas por el sitio PlazadeMayo.com, una plataforma de informes vinculada al Grupo Clarín. El operativo se trasladó luego a la página del periódico, al matutino y a los canales que regentea el multimedios. Para el domingo a la noche, Clarín había instalado que Cabandié había “amenazado” e “insultado” a la agente de tránsito Belén Mosquera, que había “chapeado” con su cargo y con el hecho de ser hijo de desaparecidos para intentar “zafar” de la multa, y que había recurrido a las autoridades para reclamar un “correctivo” contra la agente. De todas las acusaciones, Cabandié reconoció la última, admitió haber reaccionado de manera indebida y pidió disculpas por haberse irritado con la funcionaria municipal.

Como suele ocurrir cada vez que Clarín pone en marcha su aplanadora noticiosa, el ruido silenció las explicaciones de Cabandié y una multitud de televidentes se dio por satisfecho con lo que el Grupo les dio de comer. Recién el miércoles se conoció una versión extendida del video donde se verificaba la versión de Cabandié: a contramano de la legislación, le habían querido retener irregularmente el vehículo, eso provocó una dura discusión con los agentes, y al final él mismo pidió que le hicieran la multa. En ese contexto, los exabruptos de Cabandié, aunque reprochables, encontraron una explicación que la edición difundida por Clarín desde el primer momento le negó. Se entiende: en este caso, más que como un medio informativo, el Grupo operó como jefe de campaña de la oposición, cuyos máximos dirigentes se plegaron a la campaña sembrando denuncias penales y condenas de ocasión.
(…)
Hasta no hace mucho, entre la dirigencia política argentina cundía la idea de que ninguno de ellos soportaría más de cuatro tapas negativas del Grupo. Néstor y Cristina Kirchner desafiaron esa máxima, pero el fantasma se mantiene. Sobre todo en tiempos de campaña, donde los candidatos buscan seducir a los medios, o, en su defecto, quedar lejos de su radar. Esta semana, por caso, Insaurralde intentó salir indemne del “affaire Cabandié” con una reacción a pedir de Clarín: reprochó la actitud de su colega, echó al director de Tránsito de su municipio –que había despedido a la agente Mosquera–, se reunió con la muchacha, la elogió, y le propuso reponerla en el cargo con un salario mejor. Fue como mostrarle sangre a un tiburón: Clarín transformó el precario intento de control de daños de Insaurralde en otro misil hacia Cabandié, el Gobierno y el FPV. El lomense se anotició así de que compartir asesores publicitarios con Daniel Scioli no le transfiere su cobertura de amianto.

La operación demostró que el Grupo Clarín, propietario de dos centenares de medios, mantiene una imponente capacidad para fijar agenda. Con la mira puesta en Cabandié, sus medios casi obviaron hechos graves como el atentado al gobernador santafesino Antonio Bonfatti, el asesinato de un barra en Vicente López o el incendio mortal de un conventillo en La Boca. Estos dos últimos hechos, por cierto, implican a militantes y políticas del macrismo, espacio que parece contar con una férrea indemnidad mediática. Respecto de Bonfatti, en cambio, resultó llamativo que las catorce balas que impactaron en el frente de su domicilio merecieran menos atención que el inconveniente de tránsito de Cabandié. Un número marca la diferencia de la cobertura entre ambos: entre el sábado 12 y el miércoles 16, Clarín le dedicó 6 artículos al atentado. Mientras que en el mismo período, el periódico le dedicó 30 artículos al joven legislador. Semejante despliegue, claro está, obligó a los editores a extremar la imaginación para encontrar enfoques creativos de los cuales agarrarse. Uno de los más sofisticados buscó aprovechar el exabrupto del candidato para poner en tela de juicio uno de los principales activos del gobierno K: su política de derechos humanos.

El martes 15, Victoria Montenegro, hija de desaparecidos y compañera de lista de Cabandié, detectó la maniobra y advirtió en una conmovedora carta abierta que “detrás de la operación contra Juan buscan, en realidad, desandar el camino de Memoria, Verdad y Justicia”. Su sospecha tenía asidero: los principales directivos del Grupo están siendo investigados por crímenes de lesa humanidad por la apropiación de Papel Prensa. Ese mismo martes, la pantalla de TN pareció darle la razón a Victoria cuando reunió en una mesa a hijos de desaparecidos que militan en la oposición para que criticaran la política de derechos humanos.

Embarrar a los candidatos K, encubrir a los candidatos amigos, sembrar antipolítica, denostar el juicio y castigo a los genocidas y sus cómplices civiles. A partir de un video manipulado, Clarín juega simultáneas políticas mientras espera que la Corte defina sobre la aplicación plena de la ley de medios. Quizá sea una sucesión de casualidades. Pero en política se puede ser cualquier cosa, menos ingenuo.

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