domingo, 20 de octubre de 2013

Tenés alguna duda sobre el proyecto político de Sergio Massa?

Tras la derrota en las elecciones del 2009 en la provincia de Bs As, Massa salió corriendo a tirarse en brazos de autoridades de  la Embajada de los Estados Unidos para defenestrar el ex presidente Néstor Kirchner, de quién había sido funcionario. El hecho ocurrió el 11 de noviembre de 2009, y hoy Horacio Verbitsky lo relata en detalle.

Para estas elecciones hace campaña con Rudolph Giuliani, a quién se lo conoce por el slogan "tolerancia cero", que desató una política contra los pobres en situación de calle de Nueva York que luego intentara copiar con poca suerte Mauricio Macri; hecho por el que está procesado.

Giuliani es parte de ese Partido Republicano que le frenó a Obama la aprobación del presupuesto, con la excusa de que el modesto plan médico universal era un paso hacia el comunismo, logrando con ello, entre otras cosas, que decenas de miles de empleados fueran despachados a sus casas sin cobrar el sueldo.

Pero hay más
 
Sergio Massa pidió a la Suprema Corte de Justicia bonaerense que ejerza su jurisdicción originaria y anule el revalúo fiscal por el que se incrementaron las tasas que pagan los habitantes de clubes de campo y de barrios cerrados del partido de Tigre. En el expediente 72.835 iniciado el jueves 10, el intendente planteó un conflicto de poderes aduciendo que la provincia invadió la competencia municipal. Al mismo tiempo que intenta reducir la factura inmobiliaria a los residentes en las urbanizaciones más exclusivas del país, Massa propone reducir las retenciones a los productos agropecuarios de exportación y realizar un pago extraordinario de 2500 pesos a todos los jubilados en diciembre. La contradicción no lo inquieta: la erogación adicional para los jubilados se plantea en la escena pública, como parte de su campaña para las elecciones legislativas del próximo domingo; la resignación de los ingresos que se colectan entre los sectores más prósperos se repite en la media voz de los encuentros cara a cara o en la opacidad de los expedientes judiciales, como paralelas que no se cruzan. Si la perspectiva municipal y la inminencia legislativa cedieran paso a una responsabilidad ejecutiva nacional, como sueñan quienes rodean a la nueva gran esperanza blanca de la política argentina, ya habrá tiempo de resolver la contradicción entre los niños pobres que tienen hambre y los chicos ricos que tienen tristeza. Sobra experiencia acerca de cómo zanjar estas disyuntivas desde el poder.






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