domingo, 6 de noviembre de 2011

Terminemos con el mito del dólar

Desde La Bengala... estamos convencidos de la obligación del Estado argentino de regular el mercado de divisas extranjeras, en particular el dichoso dólar; ya que como todos sabemos (aunque algunos pretenden ignorarlo) Argentina no fabrica dólares. Los mismos pueden llegar a nuestro país a través de un saldo de comercio exterior favorable (modelo actual) o a través de la toma de préstamos en el mercado financiero internacional o movimientos especulativos (modelo neoliberal). 
Pero lo que todos debemos recordar es que quien presta luego quiere cobrar. Y, entonces, de dónde saca un país endeudado y desindustrializado dólares para pagar? Ese fue el origen del final de fiesta del 2001.
Así las cosas, los dólares son necesarios para que el país importe productos del exterior, fundamentalmente aquellos necesarios para nuestro desarrollo, y también para ir saldando deuda. Por lo tanto no se puede permitir el manejo neurótico, especulativo y descontrolado de una divisa aún necesaria.

Dicho esto recomendamos dos lecturas publicadas en Página/12 de hoy:

1.- Horacio Verbitsky:

Cuando comenzaron a padecer retiro de depósitos en dólares, los bancos advirtieron que estaban en el mismo bote que el gobierno y dejaron de hacer olas. Ya les había inquietado la salida de depósitos de la ANSES. Los que vencían esta semana fueron renovados por 30 días, pero los que el organismo previsional había retirado permanecieron en el Banco Nación, aunque la tasa de interés fuera más baja. Cuando se detuvo la compra comenzó el retiro de depósitos en dólares de los bancos, si bien en una proporción muy menor. Los banqueros extranjeros comunicaron su preocupación al gobierno y recibieron una respuesta clara: ustedes y sus analistas sembraron desconfianza, ahora les toca cosechar esa siembra.
(...)
CFK tampoco ignora cuestiones estructurales que estrechan el superávit en la balanza de pagos, lo que a su vez estimula la especulación contra el peso. A fines de este año la deuda total en dólares con acreedores privados no llegará ni al 9 por ciento del Producto Interno Bruto, acaso la mejor relación desde que Bernardino Rivadavia contrajo el primer empréstito con el banco inglés de los hermanos Baring. En cambio ante la agudización de la crisis global, las casas matrices de empresas extranjeras han reclamado a sus filiales que incrementaran la remisión de utilidades. El gráfico 1 muestra el crecimiento vertical de las remisiones de utilidades al exterior por parte de las firmas extranjeras radicadas en la Argentina a partir de 2003, hasta llegar el año pasado a 8100 millones de dólares, y su peso creciente sobre la balanza comercial: equivalían a poco más del 6 por ciento en 2003, llegaron al 55 por ciento el año pasado y tienden a aumentar si no se adoptan medidas. Los primeros diez países con inversiones de sus empresas en la Argentina son España, Estados Unidos, Holanda, Brasil, Chile, Alemania, Luxemburgo, Uruguay, Canadá y Suiza.
En la conferencia de prensa que ofreció en Cannes antes de reunirse con Obama, Cristina dijo que desde 2003 la balanza comercial con Estados Unidos se invirtió: la Argentina pasó de mil millones de dólares de superávit a 4700 millones de déficit. Nuestro crecimiento ha mejorado la balanza comercial de ustedes, sintetizó. Aclaró que las compras argentinas a Estados Unidos consisten en maquinarias, que podrían adquirirse en otros países. El mensaje es transparente y alcanza a todos los países con empresas radicadas aquí. La Argentina no puede permitirse una balanza desequilibrada. Si no se nivela por mayores compras de productos argentinos, lo hará por trabas a la remisión de utilidades, porque lo que ha pasado aquí en estos años no fue viento de cola, sino la aplicación de una política que el pueblo argentino acaba de plebiscitar.

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2.- Las palabras de la titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, en un foro de economía convocado por Carta Abierta:

“Estamos ante otra de las grandes falacias que lanzan algunos grandes medios y ciertos sectores financieros, como antes fue que el crecimiento era sólo producto del ‘viento de cola’ de los mercados internacionales, o que este plan se hundía por una política de dólar barato que nos equiparaba a la convertibilidad. Lo último es que la gente, como la llaman algunos, votó a Cristina pero después de votar salió corriendo a comprar dólares al día siguiente. Ya vamos a ver que no fue ‘la gente’ la que está moviendo el mercado cambiario”

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