jueves, 2 de diciembre de 2010

El Imperio contraataca

Nos caiga simpática o no la revelación de documentos de la diplomacia norteamericana va a seguir dando mucho que hablar. En lo que respecta a la política local han surgido algunas cuestiones interesantes.

Leemos en Tiempo Argentino:

El cable confidencial 2345, del 14 de diciembre de 2007, remitido por el entonces embajador Earl Wayne al Departamento de Justicia, al FBI y al Consejo Nacional de Seguridad, en Washington, es otra muestra de la manipulación. En él se habla sobre el affaire de Antonini Wilson. Es maravilloso. Ubiquemos el contexto: primera semana de Cristina en el poder. El 12 de diciembre, el FBI presentó una acusación formal ante una corte de Miami, contra agentes venezolanos que habrían ocultado que la valija con U$S 800 mil era para financiar la candidatura oficial. Si bien en la acusación no figuraba el nombre de la presidenta, el fiscal Tom Mulvihill, dijo que la plata era “para ayudar a la campaña de Cristina Kirchner”. La Nación, el 13 de diciembre, tituló: “Según el FBI, la valija de Antonini era para la campaña de Cristina Kirchner”. La réplica del gobierno argentino no se hizo esperar. Denunció una operación de inteligencia de los Estados Unidos contra la Argentina. Los ánimos estaban muy caldeados. El cable de Wayne refleja el interés de Washington por bajarle el tono a la disputa, explicando que en los EE UU la justicia es independiente del poder político. Ese era el eje a imponer. El apartado lleva un encabezado gracioso: “El imperio contrataca: respuesta de la misión”. Escribió el divertido Waine: “Lo que comenzó con un día negro para la imagen de los EE UU en Argentina –con titulares llenos de ataques de CFK y otros acerca de nuestras supuestas oscuras intenciones– se termina de modo más optimista, ya que el trabajo de los departamentos de Estado, de Justicia y el FBI para revisar y aprobar nuestro proyecto de orientación sobre el tema nos permitió llevar nuestra historia a un grupo cautivo de periodistas argentinos.” Digamos que Waine logró su cometido a medias. El sábado 15, La Nación tituló “EE UU se despega del caso Antonini” y en su bajada reflejó: “El embajador Waine aclaró que Washington no tiene que ver con la investigación; defendió la independencia judicial”. El eje previsto. Tres días más tarde, Andrés Oppenheimer, de La Nación y The Miami Herald, hizo lo suyo con su columna: “La gratuita pelea de la Casa Rosada con EE UU”. Allí escribió: “En lugar de aplaudir la investigación del Departamento de Justicia norteamericano y resaltar que la acusación en ningún momento sugiere que ella (Cristina) o algunos de sus colaboradores estaban al tanto de las contribuciones venezolanas…” Paños fríos: con reproche, pero paños fríos. Lo más llamativo, lo que seguramente no saldrá publicado en otro diario que no sea Tiempo Argentino, es que ahora se sabe que la Embajada de los EE UU tiene “un grupo de periodistas cautivos”, que actúa en sociedad con ella para resolver sus problemas diplomáticos. Sería bueno conocer sus nombres. ¿Habrá que esperar una próxima entrega de WikiLeaks?

Uno de los que quedó en off side fue Massita con sus declaraciones directamente apreciadas por la embajadora yankee, cuestión que no fueron trascendidos de la prensa gorila como los comentarios respecto al Jefe de Gabinete actual. Pero, alineamiento de planetas, esta mañana Clarín (justo ellos) me reconciliaron con el gobernador de la provincia de Buenos Aires (justo con él) al publicar:

A las cuatro y cuatro minutos del miércoles 22 de julio del 2009, el consejero político de la embajada de los Estados Unidos, Thomas Kelly, envió al Departamento de Estado un cable clasificado como “secreto” en el que analizaba si Cristina Kirchner podría o no terminar su mandato. El título del escrito fue “¿Terminará Cristina su turno?”. En el texto, redactado con ciertos giros literarios, se incluye el testimonio de varios dirigentes y analistas. Uno de ellos es el de un colaborador del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, que confiesa que tanto él como otros colaboradores le pidieron al mandatario que rompa con los Kirchner. Pasó durante el conflicto Gobierno-campo. La respuesta que dio Scioli, siempre según Kelly, fue terminante: “ Si yo lo hago, ellos podrían caer. Y yo no soy un golpista”.

Y bueno, el motonauta no será del palo ideológico y seguramente ha tenido sus  devaneos, pero es innegable que ha sido un soldado a la hora de los bifes. Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario