lunes, 29 de agosto de 2011

El ser o no ser, un viejo debate

Leemos al amigo Javier Preciado Patiño en su blog Con Valor Agregado:

El debate respecto de la orientación del país, si ser proveedor global de materias primas sin valor agregado (factoría fotosintética) o ser proveedor de alimentos que han pasado por el proceso industrial (con consiguiente valor agregado) lleva por lo menos 135 años.

Es que en 1876, cuando se debatía la Ley de Aduanas, Vicente Fidel López, hijo del autor del himno nacional y destacada figura de la política, anticipaba la precariedad de una sociedad que no agregaba valor a su producción. “Él (por Norberto de la Riestra) cree que nosotros, limitándonos a la producción de materias primas, podremos hacer frente con nuestras exportaciones al valor de las importaciones, ahora y siempre… tenemos que aclararlo: o dejamos de ser un país reducido a proveer materias primas, o persistimos en no producir sólo materias primas para llegar a ser ricos. Si nos limitamos a seguir como hasta ahora, jamás saldremos de la pobreza, de la barbarie y del retroceso”, decía en ese momento en su rol de legislador nacional.

Otra frase es tan esclarecedora como esta: “Llamo la atención sobre la situación difícil en que se encuentra nuestro país (…) ¿y por qué? Porque no sabe manufacturar las materias primas que produce (…) nosotros tenemos nuestro desierto: pero nuestro desierto se agota tanto más cuanto que está habitado por gente que no trabaja y yo le diré al señor ministro por qué es que no trabajan; es porque cuando se tiene una expansión de 20 leguas que da una excelente renta al capitalista se la da a condición de tener la tierra y el país despoblado (…) es necesario que vayamos poblando nuestros inmensos campos y radicaremos menos (…) en la teoría de Azara que quería siempre el desierto con 40.000 habitantes y 40 millones de vacas. La república Argentina cuando tenga 40 millones de habitantes –que algún día no lejano lo llegará a tener- no ha de poder tener desiertos para 240 millones de ganados y aquel número de habitantes no lo podremos tener sino a condición de que seamos ricos por el trabajo. ¿Y sobre qué vamos a trabajar? Sobre nuestras materias primas precisamente”.

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