"(...) De acuerdo con los antecedentes de décadas pasadas, hoy se presentaría el escenario propicio para que el extraordinario enfrentamiento político mediático termine influyendo en la evolución de la economía local. Es lo que parece que intentan integrantes destacados de las cámaras empresarias más poderosas (UIA y AEA). Pero no les resulta tan sencillo porque el canal de transmisión de tensiones políticas a la economía no tiene un impacto previsible e ineludible. Pese a que lo ensayan con denuedo pronosticadores de la city con diplomas de licenciados en Economía y sectores empresarios especializados en fugar capitales, con bien dispuestas fuerzas políticas para la claque, el crecimiento acelerado de la economía no sufre alteraciones. En otros momentos históricos, peleas políticas, negociaciones con el FMI, batallas con grupos empresarios (por ejemplo, con el conglomerado Yabrán) o incertidumbres electorales provocaban corridas cambiarias, alza de las tasas de interés para retener depósitos que huían por temor, caída de las cotizaciones de acciones y títulos públicos. La evolución del dólar durante los ’80, del índice bursátil en los ’90 y del indicador riesgo país a fines del siglo pasado actuaban de termómetro del clima político, empresario y económico. Hoy esas referencias financieras tienen muy escasa influencia en la definición de la tendencia de la economía. Esta saludable respuesta constituye un notable avance que permite observar con menos vertiginosidad y más fidelidad a los actores en disputa, al quedar parcialmente neutralizada la angustia social por el miedo a eventuales temblores provocados por la puja política mediática."
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