Con ellos, cuando les pinta el hambre, no cuentan ni los buenos modos, ni los alagos, ni los ruegos. Cristina se los advirtió recientemente en Bragado y el incorruptible Moreno lo viene ejecutando con mayor o menor éxito.
Tantos años quejándose desde las páginas de Clarín y La Nación sobre la falta de consensos y sobre el daño que le ocasionaba a la democracia el accionar de las llamadas "mayorías automáticas" en el Congreso de la Nación, para venirnos a enterar que los representantes ejecutivos de esos dos poderosos diarios en Papel Prensa querían aplicar su propia mayoría automática en el directorio para cambiar la composición de la comisión fiscalizadora, único órgano de control en el cual el Estado tiene la mayoría desde 1973.
Como el comportamiento de los sectores concentrados del empresariado, en sus más diversas ramas, no viene siendo muy civilizado y democrático que digamos, además de los guantes pugilísticos, el Gobierno les anunció que aplicará la Ley de Abastecimiento, de momento con el efecto de controlar la pasión alcista de las empresas petroleras.
Teniendo bien presente la frase del radical Juan Carlos Pugliese, podemos decir que para nosotros el corazón está puesto en el proyecto nacional. Al poder económico, premios y castigos directo al bolsillo. Que, parafraseando al General, podemos consensuar es su órgano más sensible.
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