La última vez que un demócrata ocupó la Casa Blanca, enfrentó una incesante caza de brujas por parte de sus opositores políticos. Destacadas figuras de la derecha acusaron a Bill y a Hillary Clinton de cualquier cosa, desde contrabando de drogas hasta asesinato. Y una vez que los republicanos tomaron el control del Congreso, sometieron a la administración Clinton a un acoso implacable, incluidas 140 horas para escuchar testimonios bajo juramento con respecto a las acusaciones de que la Casa Blanca había malversado su lista de envío de tarjetas navideñas.
Ahora está volviendo a ocurrir, salvo que esta vez es peor. Démosle lugar a Rush Limbaugh. "El imán Hussein Obama es probablemente el mejor presidente antinorteamericano que hemos tenido nunca", declaró recientemente.
Para tener una idea de lo importante que es que gente como Limbaugh diga esas cosas, conviene tener presente que se trata de una figura del más alto nivel del Partido Republicano, y tener presente, también, que a menos que algo de la dinámica política cambie, los republicanos muy pronto controlarán por lo menos una cámara del Congreso. Y esto se pondrá muy desagradable.
¿De dónde sale tanta furia? ¿Qué le hará al país? (...)
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