Carne: ¿el modelo sigue siendo Uruguay?

No hace mucho, Cristina ("la yegua", para la gente bien) le contaba al presidente venezolano sobre una propaganda de la dictadura que bastardeaba la mano de obra argentina al afirmar que las sillas importadas eran mejores que las nacionales, estrategia que les permitió hacer de nuestro país una factoría de los poderes económicos y financieros internacionales. Ese discurso hegemónico logró calar en buena parte de la mentalidad argentina ya que históricamente los sectores dominantes impusieron la admiración sobre lo foráneo ante lo propio. Mezcla de cholulismo y negocios...

("El recorrido de nuestra historia está lleno de mojones que han sido cubiertos deliberadamente por la colonización pedagógica, que como las arenas del desierto se empeñan en impedir que encontremos el verdadero camino" A. Jauretche)

Hoy ese discurso se manifiesta cuando ante toda política que propone el Gobierno, la oposición gorila la rechaza cacareando que habría que hacer como una serie de países (Irlanda, Brasil, Perú, Chile, Uruguay y un largo etcétera)que en la medida que avanza el tiempo demuestran su dudosa eficacia en muchas de las materias promovidas.

En una próxima incursión por el blog tomaremos un artículo de Alfredo Zaiat sobre el tema de la deuda y "el modelo ecuatoriano". Ahora reproduciremos de Página 12 un artículo breve sobre lo que sucede en Uruguay con la producción de ganado vacuno, país con el que nos rompieron que debíamos imitar, cosa que hubiera reducido drásticamente el consumo de carne de los argentinos.

Ante de ir al artículo quiero dejar palnteada una duda. Más allá de la sequía y la soja, es casual que el aumento de la carne se de en un contexto de mayor demanda debido a la implementación de la asignación universal por hijo ? Recuerdo que un estudio sobre el fin del año pasado señalaba que la mayor parte de ese ingreso era utilizado por las familias beneficiadas para comprar carne...

El caso uruguayo

Ignorando factores tan importantes como el desplazamiento de la ganadería por la soja y el impacto de la sequía, los dirigentes del campo culpan a la intervención del Gobierno por la caída del stock y el aumento de la carne. Uruguay, sin tener ningún tipo de restricción a las exportaciones, no pudo ni puede evitar el achicamiento de la ganadería. Un informe de la Secretaría de Agricultura uruguaya señala que “Uruguay, a causa de la sequía, perdió más de 100.000 cabezas y se estima que la parición del 2009 no superó los 2,2 millones de terneros, o sea 23 por ciento inferior a la del 2008”. En los últimos dos años el stock uruguayo disminuyó en más de 860 mil cabezas, que significa casi una caída del 7 por ciento, similar a lo ocurrido en Argentina. Los uruguayos también se vieron obligados a enviar a faena una cantidad mayor de cabezas por causa de la sequía. En el último año se faenaron 100 mil cabezas más que en el 2008. También sufrieron una descapitalización de madres a través de una faena de hembras que significó el 52,6 por ciento de la faena total, más que las sacrificadas en Argentina.