viernes, 11 de diciembre de 2009

YUYOCRACIA


Leemos en Crítica de la Argentina de hoy:

Oscar Gómez Castañón, el conductor de Sin Estribos, era el hombre indicado para oficiar de maestro de ceremonias en El Rosedal y probó el sonido con una oportuna advertencia: “Les pedimos que cuiden sus pertenencias”. A continuación, la voz del finado Luis Aguilé cantándole las cuarenta a un presidente imaginario caldeó el ambiente y preanunció que el acto estaba por comenzar. Sólo la proclamación de “un sistema de vida, el nuestro”, frase de resonancias oscuras pronunciada por un ministro de la Iglesia amenazó con romper el delicado equilibrio sobre el que iba a discurrir la convocatoria de la Mesa de Enlace y se expresó en dos reclamos persistentes: inclusión social y seguridad.

Sin saberlo, y como un símbolo de ese binomio conceptual, un puesto de los desocupados de La Matanza se ubicó a escasos de metros de una camioneta que llevaba en el portaequipaje una gigantesca bala de papel maché con la inscripción: “Si roba no mate” y a continuación una dirección de correo electrónico “sialoscodigos@ hotmail.com”.

(...) El MTD La Matanza, que responde al piquetero Héctor “Toti” Flores, diputado por la Coalición atendía un chiringuito con panes dulces envueltos en un gorro de cocinero, “están elaborados con la receta de Maru Botana y el packaging es de Martín Churba”, informó una de las militantes. Detrás de ella, con naturalidad, desplegaban sus pancartas los habitantes del barrio “La Juanita” y los miembros de la Federación de Tierra y Vivienda (FTV) Disidente. Entretenidos con sus redoblantes, casi no prestaron atención a la mujer que pasó presurosa entre ellos con un sombrero de Panamá, un pantalón verdoso y una cazadora caki, muy african style.

Medio escondido, otro cartel retomaba la frase que se hizo célebre: “El país avanza con el campo, nunca sin el campo, menos contra el campo” . Su autor, Alfredo De Ángeli merodeó el escenario pero se abstuvo de subir. También por abajo, por el lugar reservado a invitados especiales, habían pasado Miguel Angel Toma, Ramón Puerta, Francisco de Narváez, Patricia Bullrich y Elisa Carrió, los empresarios Luis Betnaza, Miguel Acevedo de Aceitera Deheza, Federico Nicholson de Ledesma y Daniel Funes de Rioja, de COPAL. El Himno Nacional abrió el turno de oradores. Una mujer rubia, abrazaba un hermoso bolso de cuero con una mano y con la otra hacía flamear, como una Marianne criolla, la bandera argentina. La remera, que le dejaba un hombro desnudo, era de Stella McCartney para Adidas. Peligrosamente cerca, la “Hormiga” vendía sus muñequitos. “Hormiga colorada, eso soy –decía el hombre enfundado en una malla negra y cubierto con una capa y una capucha roja rematada en dos antenitas–. Soy guaraní, correntino “sagua-á”, “bruto” quiere decir”. El correntino que se hace llamar “Umaku”, árbol mágico de la libertad, según aclara, ha venido a dar con sus huesos a José C. Paz y vende las hormigas de plástico en la Boca a dos por cinco pesos. Tiene un silbato colgado del cuello. “para la emergencia. Si pasa algo lo toco fuerte, fuerte, fuerte”. Hay un aire de kermesse, pese a los aplausos que una y otra vez arranca el rabino Sergio Bergman, mucho más celebrado que su par católico, quien pide tener presente que “ a Dios rogando pero con el mazo dando” y el flamígero pastor Alejandro Rodríguez. Pero fue el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcatti, quien enfervorizó a los asistentes con una intervención de barricada: “no deberían descabezar a la policía, deberían descabezar a la gobernación” .

EL ESTABLISHMENT ESTUVO DIVIDIDO FRENTE AL ACTO. El jefe de la Cámara de Comercio, Carlos de la Vega, sabía que al Rosedal irían algunos de sus colegas pero nunca recibió la tarjeta de invitación y eligió hacerse el distraído. El de la UIA, Héctor Méndez, había sido convidado pero aceptó una oportunísima invitación a Israel y ayer paseaba fascinado por los laboratorios de la Universidad Ben Gurion en Beer Sheva. Los banqueros extranjeros de ABA y los jerarcas de la Bolsa de Comercio también brillaron por su ausencia en Palermo. Ni hablar del jefe de ADEBA y del Banco Macro, Jorge Brito, que pegó el faltazo al último coloquio de IDEA en Mar del Plata cuando se supo que sólo se vería allí a políticos opositores. Los contratistas de la Cámara de la Construcción, que recibieron a Cristina Kirchner para su convención anual el mes pasado, tampoco disfrutaron ayer del sol ruralista. Hubo otros exponentes del establishment que sí fueron. El flamante presidente de la Asociación Empresaria (AEA), Jaime Campos, estrenó su cargo en la quinta fila del auditorio. Llegó sus asociados Julio Saguier (La Nación) y Teddy Karagozian (TN Platex). Este último, dueño de la mayor fábrica de hilados del país, abandonó el acto antes que terminara y discretamente, para no minar la llegada al Gobierno del sector textil, uno de los más protegidos contra la competencia extranjera. El mejor alfil de Paolo Rocca en Techint, Luis Betnaza, también dio el presente pese a que aún habla con Julio De Vido. La convocatoria del campo dividió aguas en el empresariado. Lejos quedó el anhelo de un frente unificado. Muy pocos alzaron la voz para repudiar la convocatoria, como el ex jefe de la UIA Juan Carlos Lascurain. Son quienes no quieren alinearse con lo que leen como un grito desestabilizador alejado del reclamo sectorial. Pero la mayoría de los que faltaron no es kirchnerista. Muchos lo fueron pero no lo son más. Ahora simplemente dudan si los ruralistas saben qué viene después. Y temen que sea peor. Para ellos, claro.

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