¿Y para qué vivir, si ya no tienes fe en tu hermano, al que no amas ya? ¡Ya no me digas que se siente! Si no se cambia hoy, no se cambia más... Y tus hijos sabrán, que vendiste tu amor... L. A. Spinetta
viernes, 16 de octubre de 2009
100.411
Ese es el monto de la deuda impaga en concepto de ABL y agua que la ex funcionaria María Julia Alzogaray tiene por su petit hotel ubicado en la paqueta Recoleta. Una vivienda que “posee cochera, ascensor, sala de máquinas, terraza, balcón, patio de fondo, cinco bauleras y dormitorios en suite, abarcando una superficie cubierta total de 930,76 m2 y semidescubierta de 31 m2, completa. Los detalles: pisos en roble de Eslavonia, mármoles y tapicería importados, grupo electrógeno, calefacción y aire acondicionado centrales, gimnasio, central telefónica, plantas tropicales y ocho baños. María Julia lo compró y recicló a nuevo en junio de 1991, cuando era interventora de ENTel” (Página 12).
Una más de los tantos personajes de la derecha con doble estándar. Defensores de “los derechos del niño por nacer” cuyas hijas abortan al menor desliz amoroso, críticos de las cuentas públicas que evaden dineros a paraísos fiscales, demandantes de “mano dura” contra los delincuentes que a su vez defienden el robo de niños por los genocidas de la dictadura, gente de moral occidental y cristiana que goza de relaciones paralelas cuando no de la prostitución. Nada nuevo. Hace unos años Macri, en plena campaña, reconocía que le era más cómodo pagar las multas que acatar las normas de tránsito. Justo él, que se propone para traer el orden a la Argentina.
La adalid del Estado “pequeño pero eficiente” (para los negocios privados) tiene en remate judicial su querido petit hotel para reintegrar los $ 3.179.207 que, según determinó la Justicia, María Julia le debe al Estado, por enriquecimiento ilícito.
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