jueves, 13 de agosto de 2009

El “desacople”


Fragmentos del artículo de Aldo Ferrer publicado en Buenos Aires Económico:

“La administración de las relaciones entre los precios internos de un país y los del mercado internacional es un tema central de la política económica en todas partes. Los precios internos que se administran para, eventualmente, “desacoplarlos” de los internacionales, son siempre los sujetos a la competencia internacional (llamados “transables”). Los otros, los “no transables”, es decir, los que se producen y venden en los mercados internos, están naturalmente desacoplados y no reflejan los precios internacionales.”

“Todos los países con políticas nacionales desacoplan a veces, para reservar el mercado interno para la producción doméstica, otras, para evitar que los precios internos de bienes exportables o importables reflejen los internacionales, como sucede, vía retenciones, con los precios de diversos alimentos en nuestro país y, vía subsidios, en la Unión Europea. Cuando se cuestiona la legitimidad de la administración del efecto de los precios internacionales sobre una economía nacional se supone, implícitamente, que los sectores involucrados son un segmento de la economía mundial y que, por lo tanto, sus señales no pueden ser manipuladas por las políticas públicas.”

“El desacople, es decir, las retenciones sobre determinados productos, los subsidios y los tipos de cambio diferenciales para abrir espacios de rentabilidad en toda la producción de bienes transables a escala federal, son instrumentos legítimos e indispensables de una política de equilibrio macroeconómico, distribución equitativa del ingreso, acumulación y crecimiento. Esos instrumentos de la política económica no deben reducirse a objetivos coyunturales o parciales, como por ejemplo, los tributarios. Deben formularse en el marco de una estrategia que abarque la administración del corto y el desarrollo de mediano y largo plazo.”

“Las señales que transmite la política económica deben ser firmes, creíbles y consensuadas en la mayor medida posible con los actores privados involucrados pero, en definitiva, es responsabilidad del Estado colocarse por encima de los reclamos sectoriales para abarcar la totalidad de los intereses en juego y defender el interés nacional y la equidad.”

“Que estas cuestiones sigan siendo aún materia irresuelta es revelador de la vulnerabilidad de nuestra densidad nacional. Es decir, indicador de la subsistencia de dilemas inexistentes en los países desarrollados y en los emergentes porque, en ellos, es incuestionable que todos los sectores económicos forman parte de un sistema económico nacional y que las señales del mercado mundial deben ser administradas para viabilizar la formación de estructuras productivas industriales, diversificadas y complejas. Los reclamos de las entidades ruralistas son comprensibles pero sólo son defendibles si se ubican en una perspectiva integradora del desarrollo nacional y la aceptación, categórica, concluyente y definitiva, que el campo, como la industria y todos los sectores productores de bienes transables, es, en primer lugar, un sector fundamental de la economía nacional y no un segmento más del mercado mundial.”

“La actual polémica sobre las retenciones es mucho más que un diferendo transitorio sobre la distribución del ingreso y la apropiación fiscal de una parte de los precios internacionales de las exportaciones primarias. Es, ni más ni menos, que la renovación del debate sobre el rumbo del desarrollo nacional. Si queremos evitar reproducir indefinidamente una estructura productiva subindustrializada, subintegrada e incapaz de generar empleo y bienestar, es preciso aprovechar las excepcionales condiciones actuales del mercado mundial para impulsar el pleno desarrollo de la cadena agroindustrial en el marco de una economía industrializada y compleja capaz de gestionar el conocimiento e incorporarlo en todo el tejido económico y social del país.”

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