domingo, 9 de agosto de 2009

Explicando el actual modelo energético argentino


Reproducimos un fragmento del artículo de Alfredo Zaiat, publicado en Página 12 de hoy, en el que hace una interesante síntesis del actual modelo energético, para saber cómo estamos parados:

"(...)La resistencia de un sector de la población a los aumentos, como así también el rédito político que busca la oposición, tiene el sello de la trampa de las tarifas. Durante años se insistió con que estaban retrasadas y que debían “sincerarse” teniendo en cuenta los costos internos, la comparación internacional y la necesidad de incentivar la inversión privada. Ese fue el argumento de la ortodoxia que ahora, con la presa retenida en los ganchos, habla de “tarifazo”. Lo cierto es que más allá del cuadro tarifario, el modelo de los ’90 desestructuró un esquema energético integrado. Para transformarse en los últimos años en uno híbrido, donde los privados hacen poco y nada para expandirlo y el Estado no puede hace mucho más de lo que hace dentro de ese sistema. La administración kirchnerista trató en seis años de gestionar el “modelo de negocios” energético, interviniendo el Estado en la fijación de precios y en la definición de inversiones. Ese esquema sirvió para los primeros dos años de recuperación económica luego de la dramática crisis de la convertibilidad. Ahora, ese camino ha revelado sus límites. En una primera etapa, con la Ley de Emergencia Económica, se congelaron y pesificaron las tarifas. Las privatizadas, controladas por operadoras multinacionales, se opusieron a esa medida concurriendo al tribunal arbitral Ciadi, dependiente del Banco Mundial, para iniciar juicios millonarios contra el Estado argentino. A la vez, detuvieron sus inversiones presionando así para recuperar la dolarización de las tarifas, objetivo que fracasó. En una segunda instancia, el Gobierno comenzó la renegociación de contratos, que derivó en algunos casos en cambios de dueños en esas compañías, sin llegar a firmar nuevos convenios, aunque se empezaron a flexibilizar tarifas en los eslabones de grandes usuarios (megacomercios e industrias) con la expectativa de impulsar un proceso de inversión. Ese estado de indefinición prolongó el congelamiento de las tarifas residenciales y mantuvo la resistencia privada a desembolsar recursos para invertir. El fuerte crecimiento económico empezó a mostrar un sistema energético bajo tensión, que abrió una tercera etapa en este proceso: el Estado salió a su rescate con inversiones canalizadas a través de diferentes fondos fiduciarios. Esas vías de financiamiento (con cargos directos sobre la factura, deuda acumulada con los concesionarios privados y con dinero público) revelaron sus límites por restricciones presupuestarias y por el ritmo creciente de los subsidios, situación que se agudizó con la reversión del ciclo económico. El monto de los subsidios en el rubro Energía había alcanzado unos 7600 millones de pesos en el primer semestre de 2008, y con las alzas de tarifas y el descenso del precio internacional del petróleo pudieron disminuir a 6250 millones en la primera mitad de este año.

En ese escenario se mueve hoy el modelo energético, convertido en un híbrido donde el sector privado se dedica a la administración, operación y mantenimiento del servicio, mientras el Estado no asumió el control de las compañías pero define el nivel de tarifas y aceptó la responsabilidad de impulsar la inversión para la expansión de la red.

El antecedente del modelo previo a las privatizaciones permite entender un poco más el actual conflicto con las boletas de gas. La Argentina tenía un sistema energético integrado y centralizado, con dos grandes subsistemas, uno eléctrico y otro de combustibles. De un lado estaba Agua y Energía Eléctrica –que se asemejaba a una YPF de la energía eléctrica–, Hidronor (El Chocón) y Segba. Y del otro, YPF y Gas del Estado. Era un sistema que funcionaba, con sus más y sus menos, en forma racional. Con ese sistema, una vez que el país determinaba la proyección del consumo anual, se establecía primero la producción de energía con la hidroelectricidad, después con las usinas atómicas, después con el gas –que era menos contaminante y había muchas más reservas que en la actualidad– y finalmente con el petróleo. Y no había saldos exportables porque no había reservas suficientes, además de que se privilegiaba el abastecimiento interno. De esa forma se obtenía un desarrollo armónico del país, con el menor costo en cada una de esas fuentes energéticas y un cuadro tarifario más equilibrado que el actual, aunque con ciertas deficiencias. Esa organización se destruyó con las privatizaciones. Se cambió la racionalidad por la irracionalidad del mercado, lo que hoy se sigue padeciendo.
"

3 comentarios:

  1. Esto no es un analisis de Sector energetico.
    NI menos aun del futuro energetico, un analisis serio requiere medir , cuntificar reservas y demandas futuraS, ANALIZAR ESCENARIOS ECONOMICOS Y DISEÑAR UN PLAN A CORTO Y LARGO PLAZO. ESTO ES UN ANALISI PERIODISTICO DE NOTICIAS SELECCIONADAS Y NADA MAS.

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  2. Dado el reclamo de un lector sobre la falta de un análisis sobre el presente y futuro del sector energético vamos a remitirnos a una evaluación realizada recientemente por el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido:

    “Creemos que fue acertado haber apostado fuertemente al crecimiento del consumo interno. Por eso mantuvimos las tarifas, para que la población no sufriera el aumento de los precios internacionales. También para preservar la competitividad de las tarifas energéticas en el ámbito industrial. Hicimos el mayor esfuerzo manteniendo una tarifa baja y llevando adelante un plan eléctrico que demostró no fallar aun en momentos de enorme consumo. Incorporamos más de 3000 megavatios al sistema nacional interconectado en los distintos planes, como Energía Plus. Avanzamos en el llenado de la represa de Yacyretá, en la terminación de Atucha para el año próximo, en el plan de energía distribuida, que nos permitió crecer en áreas críticas. Todo eso apalancó el crecimiento industrial. Y sólo cortamos algunos servicios interrumpibles, que para eso son interrumpibles. Este año, a pesar de que creció el consumo, casi no usamos esa condición. Quiere decir que el plan energético sirvió, a pesar de mantener bajas las tarifas.”

    “En los últimos años el plan más importante del cuidado de los recursos no renovables fue el que llevó adelante la Presidenta con el plan de uso racional de la energía, con el que ya cambiamos más de cuatro millones de luminarias.”

    “En general, en el mundo existen planes de desaliento al consumo de energía residencial, a través de castigos por elevar el consumo pasado. En España, en verano, luego de los 36 grados de temperatura, hay cortes rotativos. El sistema está preparado para trabajar al 100 por ciento hasta esa temperatura, porque económicamente y desde el punto de vista de la sustentabilidad del medio ambiente no conviene ampliar la oferta por unos pocos días de mucho calor. En Argentina, cuando gobernó este grupo de ex secretarios de Energía que ahora ven todo mal, teníamos cortes de varias horas.”

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  3. Y sigue...
    “Los recursos que liberamos son importantes teniendo en cuenta que tenemos por delante la finalización la línea eléctrica NEA-NOA, la terminación de los ciclos combinados de las centrales térmicas San Martín y Belgrano, el ascenso de la cota de Yacyretá, unir al noreste argentino con gas natural. La crítica más dura es cuando se le niega al otro lo que hizo. Hicimos 1000 kilómetros de gasoductos, incorporamos 70 mil HP de potencia de compresión de gas y más de 10 millones de metros cúbicos al sistema de transporte de gas. Estamos haciendo el cruce del estrecho de Magallanes, una obra fundamental para el futuro energético del país, porque fortalece la parte más sensible de la matriz energética argentina, que es el gas. Nos va a permitir traer casi 20 millones de metros cúbicos más por día al continente, con lo que la industria nacional tendrá una perspectiva de crecimiento en el próximo quinquenio.”

    “Si nosotros hubiéramos expuesto en el 2003 los precios de hidrocarburos internacionales, todo este proceso de crecimiento de la economía no se hubiera dado. No sólo no se hubiera crecido, quizás hubiésemos tenido recesión. Hoy mismo, ¿cómo sería pagar los combustibles tres veces más de lo que valen? Estamos pagando a 42 dólares el barril de petróleo y llegó a 150. Se privilegió el crecimiento del país antes que las inversiones para buscar más petróleo. Gobernar es elegir prioridades. Ahora tenemos la necesidad de ingresar en otra etapa, por eso comenzamos a reducir los subsidios al gas y a la electricidad. Vemos que las reservas de hidrocarburos que tenemos hoy no son tranquilizadoras par dar una señal a favor del crecimiento. Por eso lanzamos el Plan de Petróleo Plus, que significa que a aquellas empresas que van ampliando sus fronteras de reservas y de producción se les brinda un incentivo, vía rebaja de retenciones. Hay quitas que ya están funcionando, ya hay empresas creciendo en reservas y producción. Ahora en el plan Gas Plus lanzamos, con un método novedoso, la exploración de gas en las arenas confinadas, que es un desarrollo tecnológico de Estados Unidos que el año próximo ya va a dar resultados. Esto nos da una gran expectativa en crecimiento de reservas, sobre todo en Neuquén.”

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