martes, 15 de junio de 2010

Se dice desde un diario uruguayo

MARADONA, MEDIOS Y PODER
Por Gonzalo Perera *

Dos semanas nos referimos al poder político y al reduccionismo superestructuralista, manera complicada de llamar algo simple: el error de identificar la política con los cargos públicos, que es como reducir el análisis económico-financiero al estudio de asientos contables. Los cargos son sumamente importantes e imprescindibles para el ejercicio de la política, pero hay cuotas de poder muy importantes que residen en la sociedad civil . O que residen fuera del alcance del voto y del ciudadano, en una élite autoproclamada, en núcleos muy reducidos y cerrados de poder. Que pueden guardar sólidos nexos con los círculos políticos partidarios y de poder económico, pero que son "poder en sí". Un ejemplo típico de este fenómeno lo brindan los grandes medios de comunicación, que en América Latina son ­en su inmensa mayoría­ objeto de una portentosa concentración en muy pocas manos.

Que Diego Armando Maradona es un personaje contradictorio, no se discute. El pibe humilde de Villa Fiorito, que deslumbró y disfrutó del mundo a plenitud, que conoció todo tipo de excesos, deificación y diabolización, que, tal y cual en la cancha, cayera varias veces y volviera a levantarse, siempre espectacular y desmesurado. Pero así como me deleitara como jugador, confieso que me gusta verlo en un Mundial dirigiendo a Argentina, protegiendo con sus anchas espaldas mediáticas a sus jugadores, generando la mayor distensión posible para ellos, anunciando que no habrá restricciones a la vida sexual de los jugadores en su tiempo libre, jugando un "monito" con ellos, etcétera. Es bien interesante la forma en que los jugadores se relacionan e interactúan con él. Compartiendo el amor por el fútbol, el saber que nada en la cancha es tan fácil como parece desde una cabina y la extraordinaria pasión que Maradona siempre mostró por la albiceleste, jugadores y DT parecen estar en perfecta sintonía. Naturalmente, como todo uruguayo, deseo con el alma que la celeste llegue tan lejos como sea imaginable en el Mundial. Pero si no fuera Uruguay quien llegue hasta la cima, desearía que el petiso Messi desparramara generosamente su talento durante todo el Mundial y que el todopoderoso Blatter tenga que pasar por el amargo trago de condecorar a Maradona.

Como persona que simpatiza con "el Diego de la gente" y el fenómeno social que lo rodea, me ha llamado poderosamente la atención el comportamiento hacia él que están mostrando algunos medios argentinos. La animadversión que manifiestan hacia Maradona los periodistas de algunos medios, incluso periodistas que supieron consumir consomé de calcetín maradoniano como plato principal durante años, es absolutamente indisimulable. A tal punto que uno se pregunta cuál es el común denominador. Y el porqué de tanto súbito odio. Uno se pregunta cómo es posible que estos medios argentinos se escandalicen y avergüencen por la supuesta presencia de unos pocos "barra bravas" en el Mundial, cuando en todos los anteriores mundiales los hubo y en multitudes, siendo particularmente notorio el caso de México 86. En todo este tiempo, la AFA ha estado en manos de la mismísima persona, Julio Grondona, y los mismos medios que no vieron al mítico "Abuelo" y al menos tres mil miembros de las barras bravas argentinas en México y que jamás osaron criticar a Grondona por nada, ahora lo fusilan por una veintena, sembrando suspicacias sobre una "trenza de poder" entre Maradona, Grondona y el "gobierno K". Cuando aparece este hilo, se ve como sigue la madeja.

El grupo Clarín, gran concentración de poder mediático (diarios, radios, canales de TV, publicaciones, todo tipo de emprendimientos), junto con dos socios, constituyeron, con la gracia de Jorge Rafael Videla, la empresa Papel Prensa en los albores de la última dictadura militar. Desde allí afirmó una posición de monopolio de facto y non sancto en materia de medios de comunicación. No todos los medios pertenecen a Clarín, pero la inmensa mayoría de medios y periodista repiten hasta el hartazgo las pautas comunicacionales del Grupo, llegando a incurrir en tergiversaciones y operaciones mediáticas alevosas. Dicho grupo enfrenta al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en diversos campos de batalla: la Ley de Medios (seguramente el principal escenario), la situación de Papel Prensa, el presumible origen en padres desaparecidos de los dos hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble (principal accionista de Clarín) y...¡el fútbol!

Pues sí, el gobierno argentino actual logró un acuerdo con la AFA (léase Grondona), en el que Maradona apareció como un referente comunicacional para que la totalidad del fútbol argentino y del Mundial sean vistos gratuitamente a través de la Televisión Pública Argentina. Para cualquier medio masivo, el fútbol es la puerta de la mayor parte de los hogares. Es el contenido que puede abrirle el paso a muchos otros y a grandes negocios. Su apertura gratuita a través del Estado, y mediante un canal que obviamente le hace frente a la ofensiva mediática de Clarín, fue una patada inaceptable para muchos comentaristas deportivos, que han sabido sacralizar algún que otro gol con la mano cuando eran hechos con el clarinesco beneplácito.

Así se entiende el repentino descubrimiento de que la conducta de don Julio Grondona es materia criticable, e incluso el repentino ataque de antimaradonitis.

Ahora bien, si hay un verdadero ícono de la cultura popular argentina, es sin duda Maradona. A nivel popular, nada, ni Perón, ni Evita, une tantos argentinos bajo una misma emoción y cariño como Maradona. Si el Grupo Clarín se ha animado a tirarle torpedos bajo la línea de flotación a Diego...¿hasta dónde es capaz de llegar? Viendo la foto de Doña Ernestina chocando su copa con Videla, parece claro que "hasta el infinito y más allá".

Los grandes procesos políticos son los que modifican la estructura del poder. Si la Ley de Medios es desjudicializada en Argentina y entra en vigencia, se habrá dado un paso enorme en la dirección de afectar una de las entrañas mismas del poder. Ese selecto círculo de personas que nadie votó, nadie eligió y que muchas veces el ciudadano no conoce, pero que poseen los grandes medios de comunicación, capaces de sembrar por doquier una agenda y un discurso tal y como si fuera verdad incuestionable. Asunto a seguir con atención y activamente, pues en este tema, vaya si en todos lados se cuecen habas.

* Analista y matemático.

Fuente: La República

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