Desconcertado como lo estuvo toda la oposición, esta mañana el senador radical Ernesto Sanz salió a cuestionar la posible eliminación del tantas veces criticado impuesto al cheque, y a la vez reclamar el 100% de su coparticipación.
De su discurso surgen, por lo menos, dos cosas interesantes. Por un lado, por qué este interés en coparticipar la totalidad del impuesto no les surgió a los radicales en el 2001 cuando ellos lo crearon con un porcentaje de coparticipación del 0%. Hoy ese impuesto se coparticipa en el orden del 30%. Como destacara el diario Clarín en diciembre de 2004, “el impuesto al cheque se aplica desde el 3 de abril de 2001, cuando Domingo Cavallo era ministro. Arrancó con una tasa plena del 2,5 por mil. Abarcaba sólo las cuentas corrientes, pero luego se extendió progresivamente a las cajas de ahorro que fuesen usadas como sustituto de las cuentas corrientes. Se eliminaron exenciones a cooperativas e instituciones de beneficencia y se elevó la tasa al 6 por mil por débito (cheques pagados) y otro tanto por crédito (depositados), dando una tasa total de 1,2%. Esto sucedió en agosto de 2001 y desde entonces hasta mayo de 2004 se mantuvo igual. Ese mes, a raíz de la mejora de la economía, se dispuso tomar 0,2 punto del impuesto al cheque —en la operación de crédito— a cuenta del Impuesto a las Ganancias. Y después se eliminó su aplicación en la constitución de depósitos a plazo fijo”.
Otro asunto importante que dejó aclarado el senador radical, es que en el caso de lograr la coparticipación total del impuesto, la Nación debería para equilibrar sus cuentas revisar la política de subsidios. Los mismos que clamaron contra el supuesto “impuestazo” que pretendió sincerar las tarifas de los servicios eléctricos y de gas natural, ahora pretenden forzar al Gobierno a aumentar las tarifas de importantes servicios públicos masivamente utilizados por los argentinos.
De su discurso surgen, por lo menos, dos cosas interesantes. Por un lado, por qué este interés en coparticipar la totalidad del impuesto no les surgió a los radicales en el 2001 cuando ellos lo crearon con un porcentaje de coparticipación del 0%. Hoy ese impuesto se coparticipa en el orden del 30%. Como destacara el diario Clarín en diciembre de 2004, “el impuesto al cheque se aplica desde el 3 de abril de 2001, cuando Domingo Cavallo era ministro. Arrancó con una tasa plena del 2,5 por mil. Abarcaba sólo las cuentas corrientes, pero luego se extendió progresivamente a las cajas de ahorro que fuesen usadas como sustituto de las cuentas corrientes. Se eliminaron exenciones a cooperativas e instituciones de beneficencia y se elevó la tasa al 6 por mil por débito (cheques pagados) y otro tanto por crédito (depositados), dando una tasa total de 1,2%. Esto sucedió en agosto de 2001 y desde entonces hasta mayo de 2004 se mantuvo igual. Ese mes, a raíz de la mejora de la economía, se dispuso tomar 0,2 punto del impuesto al cheque —en la operación de crédito— a cuenta del Impuesto a las Ganancias. Y después se eliminó su aplicación en la constitución de depósitos a plazo fijo”.
Otro asunto importante que dejó aclarado el senador radical, es que en el caso de lograr la coparticipación total del impuesto, la Nación debería para equilibrar sus cuentas revisar la política de subsidios. Los mismos que clamaron contra el supuesto “impuestazo” que pretendió sincerar las tarifas de los servicios eléctricos y de gas natural, ahora pretenden forzar al Gobierno a aumentar las tarifas de importantes servicios públicos masivamente utilizados por los argentinos.
Impecable retrato de la contradicción de estos pibes. Muy buen post. Los radicales deberían cerrar el pico durante un siglo, por lo menos.
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