¿Y para qué vivir, si ya no tienes fe en tu hermano, al que no amas ya? ¡Ya no me digas que se siente! Si no se cambia hoy, no se cambia más... Y tus hijos sabrán, que vendiste tu amor... L. A. Spinetta
domingo, 28 de marzo de 2010
Libertad
Pasenado a mi can por el barrio, me cruzo con un pibe -no más de 20 pirulos- arreglando su bolita 600 mientras escuchaba, a buen volumen, a un joven Silvio Rodríguez cantando "... te doy una canción y digo patria / y sigo hablando para ti, / te doy una canción / como un disparo / como un libro una palabra / una guerrilla... / como doy el amor". En frente un cana haciendo su guardia frente a la comisaría. Una comisaría que en los tumultuosos 70 fue cambiada de lugar a causa de los compañeros de las "formaciones especiales". La misma comisaría que en plena crisis del 2001 fue atacada por vecinos que repudiaron el asesinato de tres pibes por un ex cana.
Mi primera reacción fue de sorpresa. ¿Cómo se le ocurre poner ese tema a todo volúmen frente a una comisaría? Para el pibe no había nada extraño.
Inmediatamente me sentí un viejo huevón. Me di cuenta que mis impresiones venían de otros tiempos, lejanos pero a la vez muy cercanos, más represores y a la vez más reprimidos, pero sin duda tiempos que no pueden volver, muy a pesar de los nostálgicos que piden mano dura y plebiscitos... En ese pedacito de barrio esta tarde se respiraba libertad y democracia.
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