Por Bernardo Kliksberg
Estados Unidos tiene la más alta tasa de criminalidad de los países desarrollados. Una nueva investigación acaba de arrojar importantes conclusiones que pueden ser muy útiles en América Latina.
Muestra que de cada 10 hombres que no terminaron el colegio secundario, uno está actualmente en la cárcel. Mientras que entre los que finalizaron la secundaria es sólo uno de cada 35. Entre los jóvenes que no terminan la secundaria la posibilidad de caer en la delincuencia es más de 400% mayor. La conclusión es clara, reforzar la educación.
Otro estudio mostró que 2/3 de los que salen de la cárcel, vuelven a ella antes de l3 años. Al salir con prontuario la posibilidad de conseguir trabajo es remota. El Congreso americano lo entendió y aprobó la "Ley de la segunda oportunidad". Se compromete a darles todo tipo de apoyo laborales, y educativos para reinsertarlos. Baja la reincidencia, y es mucho menos costoso que lo que se gastaría en policía, juicios, y cárceles.
En América Latina aumenta la demanda ciudadana por seguridad. Es totalmente legítima, pero se corre el riesgo de caer en manos de una visión demagógica: "la mano dura". Promete solucionar el problema, bajando la edad en que se puede encarcelar a los niños, dando más facultades a la policía, suprimiendo derechos jurídicos.
Culpa a los jueces por las reincidencias.
En los países en donde se aplicó la delincuencia joven subió en lugar de bajar porque no ataca sus causas, sino las agrava. El 50% de los jóvenes no termina la secundaria. Desertan por los males de la pobreza. Las empresas no aceptan personas sin secundaria. Uno de cada cuatro jóvenes ha quedado fuera del mercado de trabajo y del sistema educativo.
Los jóvenes pobres son además el sector más discriminado. Se los prejuzga de antemano. Una prestigiosa ONG Periodismo Social, analizó 120.000 noticias en 22 diarios argentinos. Concluyó: "pocas fuentes, pocas estadísticas, títulos que condenan antes que lo haga la justicia".
La mano dura ignora todo esto, y sólo los reprime.
Hay en América Latina dos tipos de crimen que hay que diferenciar. Uno es el crimen organizado, las bandas del narcotráfico, la trata de personas, los secuestros. La sociedad debe defenderse con todo el peso de la ley, fortaleciendo y profesionalizando la policía para encararlas. Otro distinto es la delictualidad joven, de menores excluidos de todo. La mano dura los termina de expulsar de la sociedad, facilita que el crimen organizado pueda reclutarlos ante su desesperación. Eso está sucediendo según las cifras con las maras en Centroamérica, en Ciudad Juárez, en el Gran Buenos Aires argentino.
La mano dura es una gran estafa. La verdadera mano dura es la que hay que aplicar a las causas de la delincuencia joven, dando a los jóvenes marginados oportunidades de trabajo, de educación, y fortaleciendo sus familias.
Estados Unidos tiene la más alta tasa de criminalidad de los países desarrollados. Una nueva investigación acaba de arrojar importantes conclusiones que pueden ser muy útiles en América Latina.
Muestra que de cada 10 hombres que no terminaron el colegio secundario, uno está actualmente en la cárcel. Mientras que entre los que finalizaron la secundaria es sólo uno de cada 35. Entre los jóvenes que no terminan la secundaria la posibilidad de caer en la delincuencia es más de 400% mayor. La conclusión es clara, reforzar la educación.
Otro estudio mostró que 2/3 de los que salen de la cárcel, vuelven a ella antes de l3 años. Al salir con prontuario la posibilidad de conseguir trabajo es remota. El Congreso americano lo entendió y aprobó la "Ley de la segunda oportunidad". Se compromete a darles todo tipo de apoyo laborales, y educativos para reinsertarlos. Baja la reincidencia, y es mucho menos costoso que lo que se gastaría en policía, juicios, y cárceles.
En América Latina aumenta la demanda ciudadana por seguridad. Es totalmente legítima, pero se corre el riesgo de caer en manos de una visión demagógica: "la mano dura". Promete solucionar el problema, bajando la edad en que se puede encarcelar a los niños, dando más facultades a la policía, suprimiendo derechos jurídicos.
Culpa a los jueces por las reincidencias.
En los países en donde se aplicó la delincuencia joven subió en lugar de bajar porque no ataca sus causas, sino las agrava. El 50% de los jóvenes no termina la secundaria. Desertan por los males de la pobreza. Las empresas no aceptan personas sin secundaria. Uno de cada cuatro jóvenes ha quedado fuera del mercado de trabajo y del sistema educativo.
Los jóvenes pobres son además el sector más discriminado. Se los prejuzga de antemano. Una prestigiosa ONG Periodismo Social, analizó 120.000 noticias en 22 diarios argentinos. Concluyó: "pocas fuentes, pocas estadísticas, títulos que condenan antes que lo haga la justicia".
La mano dura ignora todo esto, y sólo los reprime.
Hay en América Latina dos tipos de crimen que hay que diferenciar. Uno es el crimen organizado, las bandas del narcotráfico, la trata de personas, los secuestros. La sociedad debe defenderse con todo el peso de la ley, fortaleciendo y profesionalizando la policía para encararlas. Otro distinto es la delictualidad joven, de menores excluidos de todo. La mano dura los termina de expulsar de la sociedad, facilita que el crimen organizado pueda reclutarlos ante su desesperación. Eso está sucediendo según las cifras con las maras en Centroamérica, en Ciudad Juárez, en el Gran Buenos Aires argentino.
La mano dura es una gran estafa. La verdadera mano dura es la que hay que aplicar a las causas de la delincuencia joven, dando a los jóvenes marginados oportunidades de trabajo, de educación, y fortaleciendo sus familias.
Desde hace meses que he tenigo entre las numerosas pestañas de mi firefox, su blog y éste post en particular.
ResponderEliminarInteresante. Lo posteé en el mio hace instantes.
Saludos.
Gracias. Nos estaremos dando una vuelta por su blog. Saludos
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