No sólo desde lo económico, también Chile fue el modelo político e institucional que desde la oposición se le lanzaba al Gobierno ante cada medida que se vino tomando para sacar a la Argentina de la miseria en la que nos sumieron ellos mismos y sus aliados.
Chile era el ejemplo de calidad institucional, eficiencia y convivencia política, logros supuestamente conseguidos tras el consenso hegemónico impuesto por la brutal dictadura de Augusto Pinochet.
Pero el modelito se quebró con un violento terremoto. mostrando sus más profundas fisuras. “Los saqueos, esporádicos en un principio, se incrementaban y se hacían violentos a medida que pasaban las horas después de un fuerte sismo que devastó Chile el sábado pasado y aumentaba la angustia por la falta de alimentos y el abandono que se vive en varias poblaciones”, señalaba un cable de
Ante la ola de violencia el gobierno ordenó el toque de queda en Concepción que se extendió a las poblaciones de Talca, Cauquenes y Constitución. En Talca, el lunes los habitantes desesperados gritaban frente a los supermercados: "Queremos comida, queremos comida".
En la costa y en las islas adyacentes al continente varias poblaciones devastadas por el tsunami que siguió al terremoto seguían esperando la ayuda y reclamaban por el estado de abandono en que se encuentran. El ministro de Defensa, Francisco Vidal, aceptó que la Marina incurrió en "un error de predicción" al descartar la posibilidad de un tsunami tras el terremoto que el sábado causó más de 700 muertos y dos millones de damnificados en el centro y sur del país.
“La tragedia reveló con crudeza el desafío de inequidad social en Chile”, reconoció Clarín, que agrega: “Y lo que desnudó esta tragedia es la profunda división social que aún persiste en Chile a pesar de todos los esfuerzos realizados durantes los últimos 20 años por los sucesivos gobiernos de
Dos conclusiones en lo inmediato. Lo ocurrido en Nueva Orleáns y ahora en Chile nos demuestra que no existe el mundo perfecto. No sólo por la acción violenta de la naturaleza sino también por las falencias de las reacciones gubernamentales. Si a esas dos catástrofes le sumamos
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