miércoles, 6 de mayo de 2009

La política como espectáculo multimedia


En Panamá triunfó, con el 62% de los votos, un “magnate”, un empresario. El susodicho, presidente electo de Panamá, tiene participación en diversas empresas y sectores claves de la economía como la banca, la energía, bienes raíces, ganadería, agricultura e importación de mercaderías. Por si faltaba algo más, es también dueño de una de las cadenas de supermercados más afamadas del país: los Super 99, con 40 sucursales: “El político de 57 años no escatimó tiempo ni dinero en una intensa campaña, creativa, humorística y punzante hacia la clase política tradicional, a la que acusó de evadir resolver la miseria local, el deficiente sistema educativo, de salud, el transporte capitalino y más recientemente la crisis de inseguridad” (diario Nación de Costa Rica)

En Italia, Silvio Berlusconi, Presidente del Consejo de Ministros, también es uno de los hombres más ricos de su país, que controla el equipo de fútbol AC Milan y varias empresas de medios de comunicación, por lo que se permite decir y hacer numerosas pavadas que despiertan la admiración de millones de italianos, aunque otros tantos se encuentran bajo los escombros. Un cable de la agencia Notimex señalaba que, según la última edición del informe del FMI, "Perspectivas de la Economía Mundial", el PIB italiano caerá 4.4% en 2009 y 0.4% en 2010. Dicha perspectiva es peor que la estimada por el gobierno, que señalaba una contracción del PIB del 2.0% para este año y un crecimiento del 0.3% para 2010. Pero además, según el organismo con sede en Washington, el déficit público italiano llegará en 2009 al 5.4% en relación al PIB y en 2009 trepará hasta el 5.9%, casi el doble del límite máximo (del 3.0%) establecido por el Tratado de Maastricht. Asimismo, el FMI pronosticó que la deuda pública italiana llegará al 115.3% del PIB este año y al 121.1% en 2010. Considera, por si era poco, que en Italia los espacios para políticas de estímulo a la economía son "casi inexistentes".

Pornopolítica, término acuñado por el propio Berlusconi cuando el escándalo de aquellas escuchas telefónicas, que todos tenían y nadie tuvo el valor de publicar, en las que dicen que dicen que Silvio elogiaba la habilidad de Mara Carfagna, antigua presentadora de televisión, hoy ministra de Igualdad, para hacer ‘pompini’, es decir, felaciones” (Rebelión).

En Argentina, el electorado porteño premió en el 2007 (60,9% de los votos) a uno de los diputados más vagos de su camada. Como ya dijimos en este blog, la estadística muestra que el ex empresario industrial, devenido en empresario agropecuario, estuvo ausente en 277 votaciones de las 321 que se realizaron en todo el año 2006. En tan sólo dos ocasiones Macri hizo uso de la palabra en el recinto. Decía aburrirlo la actividad parlamentaria. Ahora, gran parte de esos mismos porteños dicen apoyar la figura de Gabriela Michetti, la hasta hace poco Vicejefa de Gobierno y responsable de presidir las sesiones de la Legislatura, pero que, oh!, casualmente no las preside. Entre el 13 de diciembre de 2007 y el 6 de noviembre de 2008, se realizaron 43 sesiones de la Legislatura y Michetti estuvo ausente en 40 de ellas sin haber pedido una licencia. Un 98,71% de inasistencias sobre el total de sesiones. O sea que no cumple con el trabajo para el que se le paga.

Y ahora lo tenemos a Francisco De Narváez. Un filántropo de la política que generosamente desparrama dinero a más no poder para el bien de los argentinos. El fenómeno sorprende al diario conservador La Nación: “Dueño de una billetera en apariencia ilimitada y con la convicción de que una victoria frente a Néstor Kirchner en las elecciones legislativas lo ungirá como el nuevo jefe del peronismo bonaerense, De Narváez ya gastó muchos millones en una campaña publicitaria que, por ley, sólo debería comenzar un mes antes de los comicios. (...) De acuerdo con esos datos, entre enero y abril de este año, el candidato de Unión Pro acaparó el 77% de los gastos que hicieron en cartelería todos los políticos en la Capital y el Gran Buenos Aires. Según otros cálculos del mercado, sólo por los carteles gigantes ubicados en la autopista Buenos Aires-La Plata, De Narváez desembolsa alrededor de $ 100.000 al mes. (...) Sólo durante el partido de fútbol entre la Argentina y Venezuela, en el que pudo vérselo con su esposa después de cada gol del seleccionado, gastó más de $ 550.000, entre la publicidad oficial y la otra, la "no tradicional", según trascendió, cifra que desde TyC Sports no confirman ni desmienten. (...) El empresario, con una fortuna estimada en US$ 200 millones es, además, dueño de Clan Comunicación e Imagen, la empresa más fuerte en el segmento premium del mercado de publicidad en la vía pública con más de 400 carteles en todo el país. Tiene, también, su propio multimedio, que incluye los canales América y América 24, en sociedad con el grupo Uno, de Daniel Vila y José Luis Manzano. A las recorridas por toda la provincia llega en helicóptero o en un avión de su flota personal valuado en US$ 6 millones”.

Un académico panameño, consultado sobre lo abultado del triunfo de Ricardo Martinelli, lo resumió de manera sencilla y brutal: “en un mundo tan condicionado por los medios de comunicación la gente ama el éxito. Martinelli es un empresario exitoso. Su oponente, Balbina Herrera, del gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD), era sólo una funcionaria pública”. Simplista y seguramente incompleto, pero con una dosis de realidad.

Recuerdo declaraciones de López Murphy, en el año 2002, respecto a su preocupación de perder la “batalla cultural” luego del desastre político y económico que provocaron los profetas y sacerdotes del neoliberalismo. A lo largo de estos años les hemos torcido el brazo en estos últimos dos campos, pero en lo cultural tengo mis serias dudas. Y el apabullante triunfo de Macri en la Ciudad de Buenos Aires algo nos dice al respecto. Por lo pronto, que vuelven por el campo político a disputar su capital.

La fractura social separa y excluye. El espectáculo multimedia pretende unirnos, pero unirnos en torno a la idolatría del éxito, que frecuentemente está reservado a un club selecto. Así, la violencia social, consecuencia necesaria de ese modelo, también se transforma en show despertando muchas emociones y pocas reflexiones. Si en la sociedad del hiperconsumo todo tiene vida efímera (¡use y deje que derrame!), por qué no también las personas...? Temo que mucho nos falta para ganar “la batalla cultural”.

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