¿Y para qué vivir, si ya no tienes fe en tu hermano, al que no amas ya? ¡Ya no me digas que se siente! Si no se cambia hoy, no se cambia más... Y tus hijos sabrán, que vendiste tu amor... L. A. Spinetta
miércoles, 20 de mayo de 2009
Los devaluadores
Mal acostumbrados como siempre, cual habitus manifiesto, los paleoempresarios argentinos volvieron a salir con sus demandas prodevaluatorias como camino a la competitividad.
Protección, devaluación, salarios bajos son sus herramientas para seguir perteneciendo a la especie industrialis argentinosaurus. A veces son tan primarios que me pregunto si no habrán conocido en vida a Ida, este prehomínido de 47 millones de años tan famoso por estos tiempos.
Imposibilitados de proyectar inversiones serias en investigación y desarrollo (salvo excepciones, vale decir) como forma de obtener mayor competitividad, salen en tropel a reclamar devaluación y créditos a bajo costo. Sí todo junto.
Se enojan con el Estado porque pretende instalar directores en empresas de las que es miembro accionario, pero nada dicen a los banqueros que les están cobrando tasas abusivas, bloqueando toda posibilidad de crédito entre privados. Las tasas existentes en el mercado de la banca privada alcanzan, por ejemplo, para un préstamo personal, a casi el 50% anual. La diferencia entre lo que pagan por un plazo fijo y lo que cobran es abismal. Abusiva, ya lo señaló el ex presidente Néstor Kirchner.
Pero los paleoempresarios no se quejan de los banqueros. Sus intereses están diversificados. Entonces reclaman devaluación.
Pero hete aquí que una devaluación como la pretendida ($5) no sólo tendrá catastróficos efectos sociales (ver los análisis recientes de Artemio López) sino que implicará una fuga de dinero de los ahorristas hacia el dólar provocando, entre otras cosas, un incremento de las tasas bancarias y más fuga.
Muchachos gozar de la vida está muy bueno, pero si ustedes no invierten para ser competitivos no le pidan al resto de la sociedad argentina sacrificios para sostener lo que ustedes no quieren. Ergo, no se asusten cuando aparece el Estado.
PS: Ya bastante tenemos con sus hermanos del "campo" que pocas ganas tienen de bancar los berretines de país industrial...
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